LAS TUNAS, Cuba.- Che Guevara debió cumplir este jueves 90 años. Pero sólo alcanzaría 39. El postrer cumpleaños lo celebró de forma precaria el 14 de junio de 1967, no lejos del Río Grande, en Bolivia, “comiéndonos el último potaje, no queda más que una ración de maní y tres de mote (maíz cocido)”, anotó en su diario.
El guerrillero argentino, junto con 16 cubanos, 29 bolivianos, 3 peruanos y la alemana Tamara Bunke, llegados de forma gradual y camuflados bajo diversas leyendas, a partir del 7 de noviembre de 1966 comenzaría a levantar su campamento central en una región boscosa en el departamento de Santa Cruz, cerca de la finca Ñancahuazú.
La finca de 1 227 hectáreas, adquirida al precio de diez mil pesos bolivianos por el guerrillero Roberto Peredo el 26 de agosto de 1966, serviría como base para las operaciones encubiertas de apoyo a la guerrilla, y como fachada, estaría dedicada a la siembra de maíz y la cría de cerdos.
Ya la granja Siboney, cerca de Santiago de Cuba, dedicada a la cría de pollos, había servido a Fidel Castro en 1953 para acuartelar a los asaltantes del cuartel Moncada; y el rancho Santa Rosa, no lejos de Ciudad de México, dedicado a la producción de leche y quesos de chivas, en 1956 camuflaba el centro de entrenamiento de los expedicionarios del yate Granma, entre ellos, Che Guevara.
Con esas experiencias, acerca del territorio seleccionado el 9 de noviembre de 1966 Che Guevara dijo: “Con una disciplina conveniente se puede estar mucho tiempo allí”.
Se equivocaba. Cuando entrevisté a Félix Rodríguez, a quien el gobierno estadounidense encargó el asesoramiento del ejército en labores de inteligencia, el ex agente de la CIA, que entre otras tareas maximizó las comunicaciones de las fuerzas bolivianas en operaciones, (instaló radios en helicópteros conectados con las tropas terrestres agilizando la dirección operativa), Rodríguez dijo:
“El ejército boliviano no tenía buena preparación, y ellos (Fidel Castro y Che Guevara) creyeron posible tomar a Bolivia; creían que por ser Bolivia un país pobre, sin grandes recursos naturales, Estados Unidos no ayudarían a los bolivianos”.
La incógnita de si Estados Unidos colaboraría con los bolivianos para deshacerse de la guerrilla comunista la despejaría el propio Che Guevara, cuando resumiendo el mes de abril de 1967 apuntó en su diario: “Parece seguro que los norteamericanos intervendrán fuerte aquí, ya están mandando helicópteros y, parece, boinas verdes, aunque no se han visto por aquí”.
No, no había boinas verdes. En la zona de operaciones sólo había dos agentes de la CIA con uniformes del ejército boliviano y grados de capitán, por cierto, cubanos. De su trabajo da constancia Che Guevara en el propio resumen de abril diciendo: “el Ejército (por lo menos una compañía o dos) han mejorado su técnica; nos sorprendieron en Taperillas y no se desmoralizaron en el Mesón”.
Dos meses antes del desastre final del 8 de octubre, cuando Che Guevara fue hecho prisionero, los guerrilleros recibieron un golpe demoledor, tanto o más que la deficiente y luego carente comunicación con Cuba por falta de enlaces y equipos radiotransmisores. Tan temprano como el 4 de agosto de 1967, la finca-casa de contacto y el campamento central de la guerrilla fueron desmantelados.
En la zona de Ñancahuazú el ejército descubrió las cuevas cavadas por los guerrilleros, ocupó armas, municiones, medicinas, entre ellas las destinadas a tratar el asma padecida por el Che Guevara, y, sobre todo, incautó documentos, fotografías y evidencias válidas para detener e instruir de cargos en el llamado Proceso de Camiri a los integrantes de la red de apoyo urbano de la guerrilla, quedando así el destacamento a merced de su propia suerte.
Este 14 de junio el castrismo “honra” al “Guerrillero Heroico en el 90 aniversario de su natalicio”. Titulares al estilo de El Che convoca y alienta cuajan en primera plana de la prensa oficialista en Cuba. Así y todo, es útil preguntarnos: ¿Che Guevara fue a Bolivia tomando el mate del estribo, o cuando salió de Cuba le dieron mate con la bombilla (el sorbedor) apuntando hacia atrás?
Che Guevara salió de Cuba luego de regresar del Congo, según Fidel Castro, porque “estaba impaciente” por ir a Bolivia, pero allí “no existían aún las condiciones mínimas imprescindibles” para iniciar la lucha, “cuyo objetivo fundamental era su patria: Argentina, para lo que después sería una lucha más amplia en la región”.
Otra es la opinión del periodista estadounidense Jon Lee Anderson citado por el historiador Piero Gleijeses: Según Anderson los soviéticos comenzaron a considerar al Che su opositor más peligroso dentro de Cuba, tildándolo de pro chino, acusación venenosa a mediados de los años sesenta.
En Che Guevara: A Revolutionary Life, Anderson dice: “La sospecha había empañado su trabajo en Cuba y sus tratos incluso con algunos de sus compañeros más cercanos, como Raúl Castro, quien había desarrollado vínculos estrechos con los militares y la dirección del partido soviéticos. Según se agriaban las relaciones del Che con Moscú, Raúl se hacía cada vez más pro soviético y se dice que incluso hacia chistes en el sentido de que el Che era `el hombre de China´ en Cuba.”
Jorge Castañeda, ex canciller de México y autor de Compañero, una biografía de Guevara, dice que, de paso por París en 1963, Che Guevara había dicho al periodista Carlos Franqui: “Con Fidel (Castro) no quiero ni matrimonio ni divorcio”.
Respecto de esos testimonios en Misiones en conflicto Piero Gleijeses dice: “Es difícil hablar con autoridad de este tema: no hay fuentes escritas disponibles y las personas que conocen la verdad guardan silencio”.
Para Che Guevara la guerra y la muerte resultaban cual una infusión. Y esa congruencia traen a la memoria dos modos de beber mate en Suramérica. Tras una ronda de mate y antes de marcharse a caballo, los gauchos bebían lo que llamaban “mate del estribo”, que ha trascendido al realizado de forma apresurada, aunque amigablemente.
Pero también el ritual a la hora de beber mate según el folclor del gaucho sirve para expresar rechazo a alguien. La enemistad se muestra sirviendo mate con la bombilla apuntando hacia atrás, en dirección opuesta a quien va a recibirlo, a decir de los gauchos, “con bombilla hacia atrás, pa´ que no volvás”. Y Che Guevara no consiguió ni llegar a Argentina, ni volver a Cuba.