SANTIAGO DE CUBA, Cuba.- Más de 171 380 viviendas quedaron destrozadas tras el paso del huracán Sandy por el oriente cubano en la madrugada del 25 de octubre del 2012. El fenómeno natural se cobró la vida de 11 personas y dejó desolación, tristeza y agonía para los santiagueros, quienes en ocasiones cuando se habla de ese día prefieren cambiar de tema, para no recordar los duros momentos vividos en aquella larga noche.
A seis años de la catástrofe que marcó la cotidianidad santiaguera, los más de 28 000 casos de derrumbes parciales y totales que aún quedan sin resolver, claman ante las oficinas de vivienda y planificación física, mientras esperan entre los escombros una respuesta concreta por parte de las autoridades de la provincia, para poner punto final a la angustia que les dejó Sandy.
Karina Fernández Sánchez trabaja de custodio en la Clínica de Maternidad Mariana Grajales, más conocida como Los Ángeles, y cuenta a CubaNet los amargos momentos que vive en su humilde vivienda decretada como inhabitable en la localidad de Venceremos, en una comunidad periurbana a las afueras del centro histórico santiaguero.
“Mucho antes de Sandy mi casa venía presentando problemas de goteras, pero desde que pasó ese huracán las condiciones son peores, la casa está completamente virada y aquí vivo con mis cuatro hijos. El mayor, que también trabaja de custodio, vive con Sida hace años, el segundo, de 14 años, tiene retraso mental y está en la Escuela Especial de Versalles, el otro tiene 8 años, y el más pequeño tiene solo 8 meses”.
“Estas no son condiciones para vivir con un enfermo de Sida, con un retrasado mental y con dos niños pequeños, las paredes de zinc y nylon las recogí tiradas en la calle después del paso de Sandy, y hasta ahora, vivo aquí. Cada vez que llueve se moja más adentro que afuera, cada vez que anuncian lluvia prefiero pasar ese momento en una parada cerca de aquí porque es de placa, porque mi casa es una chorrera”, sentenció.
Karina cuenta que nunca ha recibido ayuda gubernamental, y en varias ocasiones ha dormido frente al Partido Provincial requiriendo la atención de Lázaro Expósito, Secretario del PCC en Santiago de Cuba, “pero nunca me ha atendido y eso que trabajo cerca”, comentó. “Hace unos días vinieron a la casa y dijeron que nos van a mudar a la cañada, pero eso no lo creo, cuando pasó Sandy vino Expósito aquí y prometió lo mismo, y nos quedamos esperando por su promesa”.
Otra vecina de Calle La Torre que vive en la cañada antes mencionada criticó las supuestas promesas del dirigente comunista, “las palabras de Expósito se las llevó el viento. Vino aquí para que saliéramos a votar en esos días, pero más nada, dijeron que iban a dar colchones, lonas para los techos y un módulo de vasijas, pero nunca llegaron con la ayuda, esa es una raya más entre las promesas incumplidas del secretario”.
Recientemente el canal televisivo Tele Turquino hizo un resumen de los planteamientos emitidos por la población santiaguera, y una de las quejas más reiteradas fue la solución a los damnificados del huracán Sandy.
El secretario del PCC presente en el programa gubernamental, dijo que las soluciones para los afectados no serían a corto plazo, “las viviendas que se están edificando hay que hacerlas desde cero, este año se prevén entregar más de cinco mil de diferentes tipologías constructivas, pero seguiremos construyendo porque esta tarea terminará para el 2030”, selló.
Grisel Pupo es trabajadora de Vivienda en el Distrito#3 Antonio Maceo, jurisdicción que cuenta con muchas barriadas marginales de “llega y pon”. Ella apuntó a este diario que la institución donde trabaja tiene proyectado que esas comunidades de casas precarias sean reubicadas en edificios que se pretenden construir en otras localidades. “Son muchos los asentamientos periféricos de casas con paredes de zinc, tejas de fibrocemento y nylon, y pocas las viviendas que se están construyendo anualmente, es muy alta la necesidad contra las viviendas nuevas que están edificando”.
Milagros Corrales Tejeda que reside en Calle 1ra de Rojas en una vivienda que heredó de sus suegros hace más de 15 años, convive con sus dos hijos menores y su esposo que trabaja como leñador. “Desde que puse los pies aquí esta casa está en malas condiciones, con el ciclón se cayó completa y me pusieron como derrumbe total y hasta el sol de hoy no he recibido nada, nada de nada. El delegado se da sus vueltas por aquí, pero siempre con la misma mentira, porque vive en la misma miseria que yo, ¿Qué puede hacer un delegado cuando vive en las mismas condiciones que sus electores?”, se pregunta mientras prepara unos palos y mueve las cenizas para montar la olla en la candela, en su cocina de leña.
La furia destructiva de la tempestad aquella noche de octubre, que sacudió montañas, viviendas y emociones, haciendo añicos incluso hasta la fe de muchos, devastó postes eléctricos, torres de alta tensión, árboles centenarios, viviendas y más 50 000 kilómetros de red eléctrica, inmortalizando a Sandy como la catástrofe más devastadora ocurrida en la ciudad en 100 años.
“Hace rato tenía que haber pasado un ciclón como ese, esos vientos le quitaron la máscara a la ciudad”, dijo una señora en la comunidad de Bacardí, en las cercanías de la joven avenida Patria que conduce al Cementerio Santa Ifigenia. “En la avenida hay muchas casas nuevas y las que no, reparadas, porque ahí sí que no pueden ver los presidentes y turistas las casas destruidas cuando van de recorrido a la piedra”, susurra y mira a los lados para que nadie la escuche que está hablando de la piedra monumento que guarda las cenizas del dictador.
Para Pupo este desastre dejó al descubierto los graves problemas del fondo habitacional santiaguero y la imperiosa necesidad de transformación social y urbanística de la urbe. “Los problemas en Santiago no vienen de Sandy, vienen de antes, pero los jefes se habían olvidado de la segunda ciudad en importancia del país, solo tuvo que pasar lo peor para demostrarle al Partido, que, en materia de vivienda, Santiago de Cuba estaba en pañales”, criticó.
Muchos son los afectados que critican la morosidad partidista entorno a la recuperación total de las afectaciones del 2012, mientras permanecen viviendo en paupérrimas circunstancias. “La recuperación de las casas son para el 2030, pero se están haciendo hoteles por donde quiera, es una falta de respeto. Raúl Castro dijo que no quedaría nadie desamparado y tuviéramos confianza en la revolución, al final lo que sí hay es bastante robo-lución, aquí resuelve primero quien pague con dinero o pague con su cuerpo y a mí, ¡no me han dado nada, de nada!”, increpa Corrales Tejada, mientras pone un cardero con arroz en su rústico fogón.