LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -El Papa Benedicto XVI anunció el 12 de diciembre que tiene la intención de emprender un viaje apostólico a Cuba el próximo año, para proclamar “la palabra de Cristo y que se afiance la convicción de que este es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”.
Esta visita, a realizarse posiblemente a finales de marzo, junto al objetivo pastoral tiene una significación especial para los cubanos, en tiempos en que se están produciendo transformaciones y cambia la mentalidad, lo que podría comenzar a sacar Cuba del marasmo político, económico y social en que ha estado sumida durante decenios. Coincide con las celebraciones por el 400 aniversario del encuentro de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, el 8 de septiembre.
La peregrinación nacional está siendo seguida por millones de cubanos desde que se inició en agosto de 2010. Además de su significación religiosa, la virgen está estrechamente ligada a la cubanía y la lucha por la independencia. Los patriotas la denominaron virgen mambisa, al igual que se identificaron ellos en la manigua durante las guerras contra el colonialismo español a fines del siglo XIX.
La visita de Benedicto XVI tiene como antecedente la estancia histórica de Juan Pablo II en enero de 1998, en cuyas homilías pidió que “Cuba se abra al mundo, y el mundo se abra a Cuba”. En esa ocasión, por primera vez en muchos años las plazas se llenaron de público voluntariamente, sin ser los ciudadanos convocados por el gobierno. Sobresalieron entonces las vibrantes palabras de bienvenida de Pedro Meurice, arzobispo de Santiago de Cuba, acompañadas de un profundo y valiente análisis de la situación existente en el país y la necesidad de cambiarla. El actual Papa seguramente contribuirá a que eche raíces más profundas el árbol de la reconciliación y el rechazo al odio y las revanchas en nuestra tierra.
De ahí la importancia para creyentes y no creyentes, pues el pontífice podrá contribuir al entendimiento entre todos los cubanos. El Cardenal Jaime Ortega dijo en abril de 2010 que en Cuba existía un amplio consenso a favor del cambio. Desde entonces, éste ha crecido y la próxima visita de Benedicto XVI ayudará a que continúe aumentando. Con la participación de todos podrá constituir una fiesta de reconciliación para que borremos los odios que por tantos años nos han dividido. En esa oportunidad sería beneficioso que viajara la mayor cantidad posible de cubanos residentes en el exterior, para que en un ambiente de confraternidad se avance en el asentamiento de las bases para la nueva Cuba.
Es de esperar que las autoridades atiendan las voces que en el mundo entero se pronuncian porque en el marco de la visita del Papa sean excarcelados los presos políticos que permanecen en las cárceles cubanas, así como se restituyan los derechos ciudadanos a quienes todavía injustamente estamos bajo licencias extrapenales, con el peligro de ser enviados de nuevo a prisión. Sería también aconsejable que el gobierno considerara modificar el draconiano Código Penal y permitiera las manifestaciones pacíficas sin agredir brutalmente a esas personas, como se está haciendo.
Puede esperarse que la visita del Papa Benedicto XVI, de por sí muy importante desde el punto pastoral y para el fortalecimiento de los valores espirituales, erosionados por tantos años de profunda crisis, sea también un punto de cambio en nuestra historia hacia la tolerancia, la reconciliación y la responsabilidad ciudadana.