https://www.youtube.com/watch?v=7_uk5Q1cyyg
LA HABANA, Cuba.- Amparada en tecnicismos legales, la justicia cubana mantiene en libertad a un ciudadano de la provincia Villa Clara acusado de violar hace una década a una menor de siete años.
José Luis O’Farril Rodríguez, un trabajador de Cultura de 50 años, habría violado a M.I.B (el nombre de la víctima se mantiene en anonimato) -hoy con 17 años-, desde los 5 hasta los 7 años de vida, período en que convivió con la menor y compartió su tutela con C. S. G., su esposa y tía de la víctima.
E. S. G., madre de M, por problemas habitacionales se encontraba en La Habana gestionando una vivienda donde poder tener a la niña y su hermano gemelo.
En la isla, el sistema judicial sanciona de cuatro a siete años de privación de libertad a quien viole a una mujer. Cuando se trata de niñas menores de 12 años y niños menores de 14 años, se considera un delito grave que incrementa las condenas desde 15 hasta 30 años de cárcel.
Según E., ya en 2004 las autoridades de Villa Clara habían absuelto a O’Farril Rodríguez de un delito de Abuso Sexual, por la presunta violación de una menor, caso que por no reunir todas las pruebas incriminatorias terminó desestimado.
El 15 de febrero pasado, durante la Causa No 3 de 2018, por la acusación de Abuso Sexual contra Iglesia Sáez, el tribunal finalmente lo declaró culpable tomando en cuenta -entre otros- los testimonios de la propia víctima, de la familia de J. G. y de O. P., esta última, temiendo represalias, hasta entonces no lo había acusado por cometerle Ultraje Sexual.
Aun así, de manera inesperada, la Sentencia No 5 de 2018 del Tribunal de Corralillo dictó libertad para O’Farril, alegando que la denuncia en su contra se había realizado una vez transcurridos los 10 años que establece la ley para la prescripción de ese delito.
De acuerdo con E., en su veredicto el tribunal desestimó la fecha de denuncia presentada ante la policía de Corralillo, con acuse de recibo del 7 de octubre de 2017, unos once meses antes que el delito prescribiera.
Entre las pruebas que daban fe de la vigencia del caso, amplía E., tampoco se valoraron los informes presentados por los psicólogos que atendieron a Iglesia Sáez, los cuales certifican que la menor fue violada hasta los siete años -2008-, edad en que se mudó a La Habana.
“Error o corrupción, no sé cómo llamarlo, lo cierto es que las fechas estaban bien claras y lo soltaron porque supuestamente el crimen había prescrito”, señaló. “Lo único que pido es justicia”.
Debido al desenlace del juicio y la indiferencia de las autoridades para responder a las reclamaciones posteriores, la familia denuncia que se trata de un proceso viciado.
C., quien se divorció de O’Farril una vez comprobados los hechos, explicó que las autoridades ni siquiera han accedido a entregarles el documento de sentencia emitido por el tribunal.
“Todo fue muy rápido. En la apelación el Tribunal Provincial confirmó inmediatamente la sentencia y nunca hemos tenido acceso a los resultados documentados”, relató la tía de la menor.
En busca de justicia la familia S. G. acudió a todas las instancias pertinentes, desde la municipalidad en Corralillo hasta la capital, La Habana, pero ninguno de los organismos se ha pronunciado acerca de la queja presentada contra el dictamen del tribunal.
“Que un desgraciado viole a una niña es algo que sucede a menudo. ¿Qué pasaría si otra víctima de acoso sexual acude a ellos en busca de justicia?”, preguntó C.
A pesar de que pasaron diez años, para M. el sufrimiento no ha disminuido. En los diagnósticos del psicólogo que la atiende, el Doctor Miguel Suárez Torres, se puede leer que todavía padece síntomas psiquiátricos como temblores, sudoraciones, ansiedad, taquicardias, crisis vagales, terror nocturno, cefaleas, sentimientos de infelicidad y ataques de ira e impulsividad, entre otros.
M., quien accedió a conversar con Cubanet para llamar la atención de otras víctimas que permanecen en silencio, explicó que lo que más la atormenta es saber que O’Farril “continúa libre en la calle” y que “en cualquier momento puede perjudicar a otra niña indefensa”.
“Viendo la serie de Jenny Rivera, en un capítulo ella dijo que ninguna niña debía permitir que su padre la violara, que debían denunciarlo. Eso fue lo que me dio valor, porque ese abusador nos criaba a mí y a mi hermano junto con su hijo, como si fuera nuestro padre. Hay que denunciar inmediatamente y buscar la ayuda de la familia y los médicos”, comentó M.