ARTEMISA, Cuba. – Pocos recuerdan que en el artemiseño municipio de Bahía Honda se comenzó la construcción de un estadio de béisbol, hoy campo de pelota “26 de Julio”, el cual apuntaba a orgullo de esa localidad, con arraigadas tradiciones deportivas.
Con el apoyo financiero del central azucarero Harlem se planificó la edificación de este centro deportivo, que garantizaba entretenimiento y recreación para las masas trabajadoras del municipio y del sector cañero, pilar fundamental de la economía cubana a lo largo de su historia.
Todo comenzó entre los años 80 y 90, cuando se levantaron los muros perimetrales, las vigas para las gradas y la pizarra que marcaría las estadísticas de cada juego.
Sin embargo, según el testimonio de algunos vecinos cercanos, tras el inicio de las obras en el lugar, los fondos para su terminación comenzaron a ser malversados y desviados para beneficios propios de los dirigentes del municipio, hecho que trajo consigo la paralización total de la construcción.
Desde entonces, el malogrado lugar ha sido escenario de robos y violaciones debido que la calle de acceso tampoco se construyó y que el lugar carece de luminarias públicas. Por tal razón, los vecinos que viven en el área se encierran al caer la noche por temor a posibles robos en sus hogares, la gran mayoría en precarias condiciones constructivas.
Recientemente, una joven y su pareja que transitaban por el abandonado sitio fueron atacados por dos personas, quienes propiciaron una brutal golpiza al muchacho y violando a su novia.
A pesar del trágico incidente, las autoridades del municipio no han prestado atención a estos lamentables hechos y el lugar continúa siendo un peligro para los que viven y circulan por sus alrededores en horario nocturno.
“Hemos hablado un millón de veces con los del Partido y los Comité (CDR), del peligro que hay en este lugar. Por la noche es una boca de lobo, pero nadie hace nada, ya ha habido tres violaciones y a cada rato se escuchan gritos y correderas. Además, hay hombres que se masturban y hacen todo tipo de cosas sucias, eso no lo podemos soportar. Por lo desolado que esta, ahí pasa cualquier cosa y nadie se entera, menos mal que hasta ahora no habido ningún muerto”, declaró María Arenas, quien reside en las cercanías de la instalación deportiva.
Por otra parte, una señora de avanzada edad que perdió su casa, tras el paso de los huracanes del 2008 por la región occidental, ocupó la pizarra del truncado estadio como vivienda, tapando los agujeros con nailon y manteniéndose en la insólita morada con paupérrimas condiciones por varios años. Aunque fue desalojada en repetidas ocasiones por la Policía Nacional, siempre se las arreglaba para regresar.
Se conoció por medio de algunos vecinos que la Dirección de Vivienda en el municipio nunca le dio solución al caso, por lo que la señora tuvo que retirase por voluntad propia luego del derrumbe de la escalera que daba acceso a la frágil estructura.
“No sé cómo podía vivir, sin corriente y sin agua, pero que no hace la gente cuando tiene necesidad. La sacaron varias veces de ahí, pero siempre volvía, hasta que la escalera se desplomó y no tenía como subir, también eso está tan deteriorado que en cualquier momento se podía caer”, relató Juan Rodríguez, residente próximo al sitio.
Diversos han sido los intentos de los residentes de esta barriada de persuadir a las autoridades del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y de alumbrado público, para que el centro mejore sus condiciones constructivas e iluminación. Sin embargo, estos refieren no tener en sus manos el presupuesto para acometer la terminación de la obra.
El norteño municipio de Bahía Honda fue sede del Acto Provincial por el 26 de Julio, celebrado en el año 2017. A pesar de los recursos destinados para ese territorio, el estadio quedó fuera de los proyectos reconstructivos.
La instalación cuenta con el terreno para la práctica de béisbol y una cancha de baloncesto aledaña que es utilizada por algunos profesores de cultura física de la comunidad para entrenar a sus alumnos en diferentes modalidades deportivas. Asimismo, moradores cercanos lo utilizan para secar el arroz cultivado por ellos mismos.
“Este pueblo carece de instalaciones de deporte a pesar de que se practica bastante, por eso nosotros, los entrenadores, tenemos que buscar soluciones para poder hacer nuestro trabajo”, comentó a CubaNet un profesor de béisbol que entrenaba a sus alumnos.
El instructor también reseñó que, gracias a esfuerzos propios y en conjunto con otros trabajadores de esa esfera, tratan de mantener el terreno en regulares condiciones.
“Entre nosotros mismos tratamos de mantener limpio el terreno para más o menos poder practicar nuestros deportes. Estamos tratando de coordinar con la dirección del INDER en la provincia para que se termine el estadio, pero hasta ahora no hay recursos para hacerlo y solo pudimos hacer el Home Club, que recién se construyó y que, aparte, nos sirve para resguardarnos de la lluvia”, explicó mientras señalaba a la rústica caseta.
Bahía Honda, es un municipio apartado y calificado por sus propios habitantes como “el fin del mundo”, carece de lugares de recreación y esparcimiento, agudizándose más por el abandono de las pocas instalaciones existentes.
Muchos jóvenes utilizan el estadio en las tardes para jugar futbol y, en menor medida, béisbol, allí acuden también varios aficionados del deporte, amotinados entre las vigas oxidadas de la instalación, recreando una atmósfera de alta competencia que pudo ser, pero que nunca fue.