GUANTÁNAMO, Cuba.- Los medios oficialistas ya no saben qué decir ante el descontento popular existente en todo el país, acrecentado en La Habana por los efectos del tornado del 27 de enero.
Las pocas verdades que publican se ofrecen entrelazadas con otras a medias y con absolutas mentiras de forma inescrupulosa.
A los talibanes del castrismo no les basta tomar como referencia nuestra difícil situación para sus tendenciosos análisis y también echan mano a Venezuela, pero sin mencionar jamás los innumerables desaciertos del desgobierno de Nicolás Maduro, que ha llevado al desastre económico a uno de los países más ricos del planeta, y asesina impunemente a sus ciudadanos. No en balde Lech Walesa le recordó a Frei Betto: “Tuvo mucha razón quien dijo que si se construyera el sistema socialista en el desierto del Sahara, hasta la arena escasearía”.
Por estos días los talibanes del castrismo andan revueltos ante la necesidad de revertir los efectos de tanta inconformidad popular. Alina Martínez Triay publicó en el periódico Trabajadores del 4 de febrero un artículo titulado “¡Fidel está contigo!” ̶ ¡Dios Santo!, ¿habrá salido de la piedra? ̶ en el que afirma que “el enemigo no puede ocultar su disgusto por la aceptación del pueblo a su nueva dirigencia revolucionaria”. ¿De qué aceptación habla esta señora si los cubanos no elegimos a ningún gobernante?
Iroel Sánchez publicó el mismo día en Granma un artículo titulado “Verdades que las noticias falsas no pueden ocultar”. Por su parte, la periodista del artículo sobre el perro que habla, Arleen Rodríguez Derivet, publicó al día siguiente en Cubadebate otro titulado “La nueva Guerra de los Mundos y un video de Díaz Canel en las redes”. Ambos afirman, categóricamente, que el video tomado en una de las zonas afectadas por el tornado ̶ publicado por CubaNet ̶ donde se aprecia a varias mujeres increpando a miembros del numeroso equipo de seguridad de Miguel Díaz Canel, es falso.
Pero ninguno de esos artículos, ni otros como “Las razones de mi voto”, de la Dra. Graziella Pogolotti, publicado por Juventud Rebelde el domingo, y reproducido por Granma en primera plana el lunes, donde la prestigiosa intelectual oficialista asegura sin ningún recato que la nueva Constitución “por encima de todo, concede prioridad absoluta, según la tradición martiana, al respeto a la dignidad humana”; o “Perennes incomodados”, publicado por Rolando Pérez Betancourt en Cubadebate ̶ la madriguera de los talibanes ̶ pueden silenciar una realidad mucho más terca y diáfana que la que intentan presentarnos estos ilustres protegidos del castrismo.
En medio de la barahúnda manipuladora del oficialismo, el sábado 2 de febrero los obispos cubanos difundieron un mensaje dirigido a los fieles católicos y a todo el pueblo, en el que critican la afirmación, hecha en el preámbulo de la Carta Magna, que asegura que “sólo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena” y abordan cuatro temas de la nueva Constitución.
En el primero de los temas tratados, los obispos aseguran que la exclusión de otras formas de realización plena del ser humano diferentes a las del socialismo y del comunismo no permite “el ejercicio efectivo del derecho a la pluralidad del pensamiento acerca del hombre y del ordenamiento de la sociedad”, frase certera para un país que no está organizado “con todos y para el bien de todos” ̶ como afirma la Carta Magna en su artículo 1 ̶ sino con todos y para el bien de todos los que apoyan a la dictadura. El resto de los cubanos recibe una sistemática discriminación.
En el segundo tema, que aborda la concepción del Estado laico, los obispos expresan que, a pesar de que la Constitución lo reconoce así, existe una evidente contradicción entre ese reconocimiento y la citada frase del Preámbulo que establece la preeminencia del partido y la ideología comunista. Con acierto exponen las limitaciones que el Estado impone a los creyentes y a la Iglesia al no permitirles acceder sistemáticamente a los medios de comunicación ̶ mucho menos poseer algunos ̶ ni “construir edificios, adquirir y poseer bienes adecuados para su actividad; la libertad de asociarse para fines no solo estrictamente religiosos, sino también educativos, culturales, de salud y caritativos, algo que viola los artículos 7, 17,18, 20 y 26.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El tercer tema, concerniente al matrimonio, la familia y la educación, ratifica posiciones conocidas de la Iglesia frente al relativismo moral que vive el mundo contemporáneo. Contrariamente a lo afirmado por las autoridades cubanas, valientemente los obispos señalan en el documento que no fue tenida en cuenta la opinión vertida por el pueblo en las asambleas de discusión del Proyecto de Constitución, donde el rechazo al matrimonio igualitario se presume fue una tendencia mayoritaria. Esta situación constituye una advertencia para quienes creen que el gobierno va a ofrecer datos fidedignos sobre los resultados del referendo.
Igualmente, los obispos se refieren al derecho inalienable de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos, otra violación reiterada del artículo 26.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Por último, en cuanto al tema referido a la economía al servicio del bien común, los obispos critican, con razón, que no se permita invertir en beneficio del país a los ciudadanos cubanos.
Los cuatro temas tratados por los obispos cubanos bastan para demostrar cómo el principio de igualdad ciudadana establecido en el artículo 42 de la nueva Constitución está siendo violado ab initio desde la misma Carta Magna.
En medio de la furia de los talibanes castristas, la Iglesia Católica vuelve a colocarse como un referente patriótico insoslayable en este momento histórico.
Las ideas expuestas por los obispos coinciden totalmente con las de millones de cubanos sin voz, y el documento es un tornado sanador en medio del triste panorama de la Patria.
¿Arremeterán ahora los talibanes contra los obispos, y los identificarán también como enemigos del pueblo, como hicieron en 1993 cuando se publicó la Carta Pastoral “El amor todo lo espera”?