LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Buscando la manera de justificar las ineficiencias de la empresa estatal, la prensa y la televisión oficialistas cubanas dedican por estos días, a vuelta de trompo, extensas informaciones sobre la zafra azucarera 2012.
Cuando analizamos este sector, nos invaden las tristezas y los recuerdos del holocausto realizado a dicha industria: desmontando centrales, arrasando la vida de poblados rurales convertidos en pueblos fantasmas; en fin, cambiando parte de la historia rural cubana y dando inicio a otro largo período migratorio de obreros y campesinos hacia las ciudades.
Esta vez, el enfoque mediático engatusado con el almíbar dosificado que suministran al pueblo desde hace más de medio siglo, lo dirigen a lo que fue, según los gobernantes castristas, el talón de Aquiles de las deficiencias económicas en la rama agroazucarera : el control y uso de los recursos.
Según los burócratas del sector, para esta zafra se identificaron con luz larga “los cuellos de botellas”, mejoraron las reparaciones industriales, aumentaron las áreas de riego y se atenderá mejor la alimentación del hombre, todo lo cual permitirá elevar el nivel de molida de caña y de crecimiento de la productividad.
El nuevo lenguaje zafrero nos recuerda los tiempos de consignas de crecimiento social que nunca vimos. Aunque no dudamos de la capacidad de crecer, el problema radica en que hasta ahora los dirigentes castristas son malos administradores de la propiedad social y no logran alcanzar el sentido de pertenencia que esta requiere.
Los estrategas azucareros han comenzado sus cuentos de hadas dignificando también la maltratada base productiva, incluyendo fincas, granjas, lotes y cooperativas cañeras, que en años anteriores han sido responsables de los incumplimientos en los planes de entrega de caña. A esas unidades se les han asignado metas de entre 43 y 50 toneladas de caña por hectárea.
Por otro lado, los castristas cifran sus esperanzas en 46 centrales azucareros. Aspiran a hacer una zafra corta y alcanzar el sortilegio de 3 a 4 millones de toneladas de azúcar, hecho que se lograba con saldos superiores a los 5 millones en el año 1948 a pie de machete, carretas con bueyes y menos gastos que los actuales.
Aun cuando han asegurado que el 98% de los insumos materiales previos a la campaña están ya disponibles, en realidad hoy no se encuentran todos en los centrales azucareros y áreas de producción involucradas.
Veremos si al menos toman ejemplo de los trabajadores por cuenta propia, que con poco hacen mucho, que no reciben los insumos prometidos ni pueden mejorar como desean sus instalaciones, y sin embargo, prestan un servicio extraordinario a la sociedad, convirtiéndose después de tantos años de humillación, en parte del sostén socio-económico de la nación. Por cierto en esta rama no estatal, Liborio no pierde nada.
Por lo tanto, si de la zafra se trata, no habrá ni se avizoran mejorías en el bienestar del pueblo, supuesto dueño de todos los bienes de propiedad social. Esta afirmación que hace la propaganda comunista constituye, como es obvio, una falsedad.
Otra mentira de los publicistas del régimen es la aseveración de que han ahorrado miles de dólares y pesos en moneda nacional, cuando lo cierto es que han importado gran número de cosechadoras, transportes, remolques y maquinarias para aumentar la disponibilidad técnica de sus medios productivos en esta campaña.
Quedará por ver al cierre de cosecha cuánto produjeron, cuáles fueron los rendimientos y qué recibirán los ciudadanos como resultado de las ganancias finales. Sin este lenguaje económico, no habrá bienestar de vida para un pueblo al que se le llama dueño y el cual, sin embargo, no dispone de nada.