![maduro bachelet](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2019/03/michelle-bachelet-vs-nicolas-maduro-critica-ONU-1410505-750x500.jpg)
LA HABANA, Cuba.- Acaba de ser publicado el informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Venezuela emitido por la alta comisionada de la ONU para esa materia, señora Michelle Bachelet. La divulgación tuvo lugar este 5 de julio, aniversario de la gloriosa Declaración de Independencia del país sudamericano.
Las reacciones a la emisión del importante documento de las Naciones Unidas no se han hecho esperar. En lo fundamental, el régimen de Caracas se ha mostrado hostil a él, tildándolo de “parcial y carente de objetividad”, y señalándole algunas supuestas “omisiones”.
En el seno de la oposición y de los defensores de los Derechos Humanos a escala mundial, la reacción ha sido, en términos generales, muy favorable al escrito. Pero no han faltado señalamientos en contra, como los que hace la destacada abogada Tamara Sujú, que echa de menos la acusación contra las autoridades chavistas por delitos de lesa humanidad, o el comentario de la investigadora principal de Human Rights’ Watch Tamara Taraciuk Broner, quien afirma que el Informe se quedó “corto al no instar a las Naciones Unidas a establecer una comisión de investigación”.
En definitiva, ¿cuál es el saldo que arroja este documento? ¿Cabe considerar que él refleja de modo certero la situación de los Derechos Humanos en la Patria de Bolívar? O podemos afirmar, por el contrario, que intenta hacer realidad la aspiración imposible plasmada en el agudo refrán ruso: “Que las ovejas estén indemnes y los lobos no tengan hambre”.
Creo que, para intentar hacer una evaluación objetiva, conviene mencionar ante todo la sarta de violaciones de todo tipo perpetradas por las autoridades chavistas que aparecen plasmadas en blanco y negro en el Informe: La pésima situación alimentaria y de salud, la persecución política, las violaciones a las libertades de opinión y expresión, el “estado de excepción” que impera desde 2016, las miles de muertes realizadas por los agentes de la autoridad en circunstancias turbias, las detenciones arbitrarias, las torturas y malos tratos, así como “la falta de acceso a la justicia y a una reparación adecuada”. Como resultado de ese calamitoso estado de cosas, la emigración de ¡más de cuatro millones de ciudadanos!
¡No en balde Maduro y sus paniaguados se declaran inconformes y ofendidos! En realidad, si tenemos en cuenta las conocidas simpatías socialistas de la señora Bachelet, su Informe rebasa, en buena medida, las expectativas manifestadas por muchos. Sin alcanzar las cumbres de los escritos firmados meses atrás por el secretario general de la OEA, señor Luis Almagro, la ex presidenta chilena ha puesto los puntos sobre las íes.
Resulta adecuado constatar que ella ha cumplido con su deber, lo cual es digno de agradecer. En lo que la alta funcionaria de la ONU no ha podido rebasar de las limitaciones que le impone su ideología es cuando omite aludir a la génesis de la inmensa calamidad que, como fruto de los actos de su desgobierno, están sufriendo ahora mismo nuestros hermanos venezolanos.
Según recoge el diario miamense El Nuevo Herald en su edición del pasado viernes, la ex presidenta de Chile escribió: “Este informe tampoco trata de política, geopolítica, relaciones internacionales o cualquier otra cosa que no sean los derechos humanos a los que todo venezolano tiene derecho”. Aliteraciones aparte, esta afirmación parece digna de respeto.
Pero, en adición a las objeciones formuladas por mi colega Sujú y por su tocaya Tamara Taraciuk Broner, podríamos señalar determinadas inconsecuencias de Doña Michelle. Ella, por una parte, se refiere a las sanciones económicas adoptadas por otros estados y sus efectos en Venezuela; pero, por la otra, guarda silencio sobre los orígenes de la actual catástrofe humana en ese país.
Con respecto al primero de esos temas, la Alta Comisionada de la ONU afirma en su Informe: “Las últimas sanciones económicas están agravando aún más los efectos de la crisis económica, y por tanto la situación humanitaria”. Es verdad que el documento también señala que “los indicadores económicos fundamentales empezaron a degradarse drásticamente mucho antes de agosto de 2017” (o sea, cuando las sanciones aún no habían sido impuestas).
No obstante, se establece una relación de causa a efecto que brilla por su ausencia cuando habla del deterioro de los derechos económicos y sociales. Menciona la crisis, y asevera que ella “se agudizó considerablemente entre 2018 y 2019”. ¿Pero cuál fue su causa?
El Informe no lo dice. Sí afirma —repito— que las “últimas sanciones económicas” incidieron en el agravamiento de la crisis. Por ende, parece adecuado que también señale las medidas populistas y demagógicas adoptadas por los jerarcas chavistas que dieron lugar a la contracción productiva.
Pero parece excesivo pedirle algo así a la señora Bachelet, una socialista confesa. Personas como ella y sus correligionarios pueden llegar a criticar algunos detalles técnicos de los procesos de “expropiación” y “nacionalización” de tierras. Pero de ahí a poner en dudas la supuesta bondad intrínseca del proceso de despojo de los predios rurales, va un trecho que a ellos les resulta imposible salvar.
Ellos pueden lamentar (y no pongo en duda que lo hagan de buena fe) las hambrunas espantosas que han sufrido pueblos como los de la felizmente extinguida Unión Soviética, China, la Cambodia de los “Jemeres Rojos” o la Etiopía del genocida Mengistu (condecorado aquí en Cuba con la Orden José Martí). Pero atribuir los millones de muertos sufridos en esos países a la puesta en práctica de los “principios socialistas” en su agricultura, sería demasiado pedirles.
En el caso específico de Venezuela, todas las terribles calamidades que padece el pueblo de ese país hermano no surgen de la nada, sino de las políticas llevadas a cabo de modo deliberado por Hugo Chávez y su delfín Maduro. Los sistemáticos atentados contra el derecho de propiedad agraria y la obtusa entrega de tierras a burócratas ineptos: ¡He ahí las causas fundamentales de la actual hambruna venezolana, a lo cual Bachelet no alude!
De todos modos, reitero que, en mi opinión, el saldo del Informe de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, en lo esencial, es harto positivo, y por ello lo saludo.