GUANTÁNAMO, Cuba.- Este 23 de agosto se cumplen 130 años del nacimiento del prestigioso intelectual habanero Emilio Roig de Leuchsenring, cuya extraordinaria labor en la investigación histórica y en la preservación de importantes documentos relacionados con la historia de La Habana, su ciudad natal, lo convierten en un referente insoslayable para la capital del país y toda la nación.
También el pasado 8 de agosto se cumplieron 55 años de su muerte, por tanto estamos ante dos efemérides significativas precisamente en el año en que la capital cumple medio milenio.
Roig de Leuchsenring fue un hombre de vastos conocimientos. Incursionó en el humorismo, la investigación jurídica, la literatura y los temas costumbristas, aunque fueron los temas históricos ̶ fundamentalmente los vinculados a La Habana ̶ los que más atrajeron su atención.
Su quehacer intelectual vinculado a los asuntos jurídicos quedó registrado con sus colaboraciones en la Revista Jurídica durante los años 1912 y 1913. Entre 1913 y 1917 asumió la dirección de la Revista de Derecho, cargo en el que se mantuvo hasta 1917. Ese año se graduó como doctor en Derecho Civil y Notarial y desde 1916 fue designado jefe de despacho del Primer Congreso Jurídico Nacional, que tuvo extraordinaria importancia para los profesionales del Derecho. Su labor como jurista resaltó con sus asiduas colaboraciones en los Anuarios de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, que se extendió por nueve años, entre 1929 y 1930. Fue, además, fundador y secretario de la Revista de Derecho Internacional desde 1922.
Su amplia cultura quedó demostrada también con sus colaboraciones en importantes medios de prensa de su época, como las revistas “Cuba contemporánea” y “Social”. Esta última nucleó a un importante grupo de intelectuales que tenían en común una visión transformadora de la sociedad. Fueron conocidos como el Grupo Minorista, que tanta influencia ejerció en la cultura cubana y continental. Este grupo ̶ según información contenida en el Diccionario de la Literatura Cubana, del cual nos hemos servido para redactar este artículo ̶ se pronunció contra los falsos valores sociales y por una radical transformación formal e ideológica en las artes y letras.
Los intelectuales que lo conformaron fueron de los primeros en conceder relevante importancia al papel de los intelectuales en la sociedad. Para que se tenga una idea de su valía en él estuvieron Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Enrique Serpa, Alejo Carpentier, Regino Pedroso, José Zacarías Tallet, Jorge Mañach, Francisco Ichaso, Eduardo Abela, Luís Gómez Wangüemert, Conrado Massaguer, Mariano Brull, Rafael Esténger, Andrés Núñez Olano, Mariblanca Sabas Alomá y Máx Henríquez Ureña, entre otros. En el momento del apogeo del Grupo Minorista Emilio Roig de Leuchsenring era el Jefe de Redacción de “Social” y a partir de 1925 fue su director literario, cargo que alternaba con la subdirección de la muy significativa “Carteles”.
Como miembro de dicho grupo Roig participó en la famosa “Protesta de los Trece”, una reacción revolucionaria ante el gobierno de Alfredo Zayas y que colocó al grupo en los primeros planos de la política nacional del momento.
Pero fue a partir de 1935, al ser designado Historiador de la Ciudad de La Habana, cuando su quehacer intelectual se vinculó estrechamente con la investigación histórica. Por su iniciativa creó la Oficina del Historiador de la Ciudad en 1936, ocupándose desde entonces de la preservación y publicación de importantes documentos históricos como los “Cuadernos de la historia habanera”, las “Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana”, que muchos intelectuales califican como uno de los más extraordinarios documentos históricos cubanos y la “Colección histórica cubana y americana”.
Ingresó en la Academia de la Historia en 1938 con su investigación titulada “Martí en España”. A partir de la década de los años treinta del pasado siglo su quehacer investigativo alcanzó resonancias continentales, siendo considerado uno de los intelectuales más prestigiosos de la etapa republicana. A su labor se deben obras sumamente esclarecedoras sobre grandes próceres cubanos como José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez.
Al Apóstol José Martí dedicó gran atención. Fruto de su labor investigativa alrededor de la vida y obra del más grande de todos los cubanos fueron sus libros “José Martí”, en 1936; “La revolución de Martí, 24 de febrero de 1895”, publicado en 1941; “Vida y pensamiento de José Martí”, publicado en 1942 y “El pensamiento político de Martí”, publicado en 1960.
A pesar de haber sido un intelectual y un pensador con una marcada posición progresista, muy vinculado a la izquierda, la obra de Emilio Roig de Leuchsenring está solamente al alcance de los especialistas, en bibliotecas y colecciones a las que solo ellos tienen acceso.
Su acertada interpretación sobre la vida, obra e ideas del Apóstol José Martí está vedada para la gran mayoría de los cubanos, puesto que se trata de un acercamiento que difiere mucho del que reiteran los ideólogos del oficialismo.
De su obra, la más mencionada por el castrismo es “Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”, publicada en una edición masiva en la década de los años sesenta del pasado siglo y que hoy solo puede adquirirse, con suerte, en alguna librería de antigüedades.
Fue uno de los primeros historiadores en refutar que el inicio de la última de nuestras guerras de independencia no debe reconocerse como “el grito de Baire”, no sólo porque en ese lugar no ocurrió ninguna acción significativa, sino porque los principales hechos armados ocurrieron en otros lugares del país.
La acuciosidad investigativa de Emilio Roig de Leuchsenring lo llevó a adentrarse en el estudio de temas olvidados de nuestra historia y nacionalidad. Su legado constituye uno de los más altos de la intelectualidad cubana del siglo pasado.
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