MIAMI, Estados Unidos. – Xavier Mojica, un joven nicaragüense a apenas 22 años, permaneció diez meses secuestrado por paramilitares del régimen de Daniel Ortega, según un reporte publicado por el diario La Prensa.
Pese a no estar afiliado a ningún movimiento político, Mojica paso 303 días en celdas clandestinas totalmente oscuras antes de que su familia se viera obligada a pagar el rescate a sus secuestradores.
Fueron un largo periodo de incansable búsqueda, relata La Prensa. Su madre, desesperada, dejó un número de teléfono por todos lados esperando que alguien le contactase con noticias del joven, que fue secuestrado justo cuando el régimen nicaragüense inició la persecución contra disidentes y opositores a raíz de las protestas de abril de 2018.
“Cuando estallaron las revueltas, yo solo decía que hay que tener cuidado. Hay que prevenir. Mi familia era de no meterse, ellos estaban completamente en contra al igual que yo, pero no nos metíamos. No participábamos en nada de lo que se hacía”, explica, Mojica, que tuvo que exiliarse después de ser rescatado.
El joven también señala que fue un tiempo de interrogatorios esporádicos, golpizas y soledad. Tampoco sabía cuándo era de día y cuando de noche.
“A veces no podía ni ver mi mano”, relató a La Prensa.
Mojica cuenta que nunca estuvo con otro prisionero y que el único contacto humano que mantuvo esos diez meses fue con los secuestradores, que de vez en cuando llegaban a interrogarlo o golpearlo.
También fue movido de cárcel en dos ocasiones.
Sus captores fueron los mismos paramilitares que utilizó el régimen de Daniel Ortega para reprimir las protestas de abril de 2018.
Su rescate fue pactado en 600 dólares, una fortuna para una familia pobre de Nicaragua, y que obligo a sus padres a vender y empeñar bienes de valor que tenían.
Tras haber recuperado su libertad, Mojica culpo al gobierno de su secuestro.
“El primer responsable es el gobierno (…) Nada de esto hubiese pasado, si por lo menos no hubiesen actuado de forma tan violenta, al sacar a policías y paramilitares, y que sean sicarios, asesinos. Uno ahora no solo tiene miedo de los criminales normales sino de la policía”, culminó el joven.
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