LA HABANA, Cuba.- En febrero de 1999 la dictadura aprobó la Ley 88 –bautizada por el pueblo y la oposición como ley Mordaza–, “Ley para la Protección de la Independencia Nacional y de la Economía de Cuba”, con el objetivo de descabezar y frenar el auge de la oposición y atemorizar al pueblo, como lo demostraron luego los acontecimientos de la Primavera Negra de 2003, cuando 75 opositores pacíficos fueron condenados a excesivos años de prisión en un juicio amañado.
En aquella ocasión, José Daniel Ferrer García recibió una petición fiscal de pena de muerte y fue finalmente condenado a 25 años de prisión por el único delito de ser activista de derechos humanos, pertenecer al Movimiento Cristiano Liberación y ser un incansable miembro del Comité Ciudadano Gestor del Proyecto Varela y líder del mismo en el oriente del país, donde recogió una cuantiosa cantidad de firmas de ciudadanos en apoyo a dicho documento. Al igual que los otros activistas de derechos humanos sancionados en el 2003, fue acusado de traición, abyección y colaboración con una potencia extranjera, en ese caso, con el enemigo creado por Fidel Castro desde 1959 para justificar sus desmanes: Estados Unidos.
Durante sus años de cautiverio, José Daniel Ferrer mantuvo una trayectoria de protestas, huelgas y denuncias de las violaciones de los derechos humanos cometidas por los sicarios del régimen en las cárceles. El 22 de marzo de 2011 José Daniel Ferrer salió de prisión –fue uno de los últimos en ser liberado, pues se negó a abandonar el país–, y el 24 de agosto del mismo año creó la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), cuyo objetivo fundamental es la lucha pacífica para lograr un diálogo con el régimen, en igualdad de condiciones, y alcanzar así la reconciliación nacional, idea apoyada por una parte considerable de la oposición, por lo que logró la fusión de varios movimientos en la UNPACU, que se ha convertido en una organización nacional.
Bien sabe la dictadura castrista que José Daniel Ferrer García no es un delincuente, y mucho menos un agresor violento a ciudadanos y mujeres, como han divulgado entre otros el Noticiero Nacional de la Televisión y el periódico Granma del 20 de noviembre. Esta vez, como tantas otras, los medios oficialistas difaman impúdicamente para tratar de denigrar la imagen de un opositor pacífico al cual el régimen no ha logrado doblegar.
El caso de José Daniel Ferrer es uno de tantos ejemplos de cómo el gobierno de Cuba reprime a los opositores. Cuando quieren desaparecernos tras las rejas, inventan la causa que mejor les convenga y fabrican las pruebas. Son los miembros de los órganos represivos quienes agreden a los opositores pacíficos. Son los represores quienes embisten con vehículos a los opositores, nunca al revés.
Es necesario recordar algunos de los múltiples procedimientos empleados por la Policía política cubana para reprimir a cualquier ciudadano que se oponga a la dictadura comunista. Las técnicas más frecuentes que han aplicado durante años son las golpizas y los registros con saqueo, el asedio y ensañamiento con nuestros hijos y familiares. Nuestros hogares son apedreados, nos arrojan ácido, excremento, orine, animales muertos. Nuestras mascotas son asesinadas. Nos secuestran y abandonan en zonas apartadas, sin documentos ni dinero. Nos prohíben salir de nuestro domicilio. Nos quitan nuestras billeteras y móviles, que luego nos devuelven vacías unas y sin saldo los otros. Pintan carteles ofensivos e infamantes en las fachadas de nuestras casas. La lista es interminable.
Ahora, el régimen teme a la UNPACU, y por ende a su creador y coordinador nacional, José Daniel Ferrer. Por eso ha inventado una patraña que no tiene credibilidad entre la población. Aun así, nos preocupa su integridad física y su vida, en prisión, a merced de los sicarios. El mundo debe mantenerse alerta. En definitiva, no sería la primera vez que un líder opositor pierde la vida en circunstancias sospechosas.
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