LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Hasta hace poco, creí que Mariela Castro era diferente a su padre y a su tío. La creí sincera e interesada verdaderamente en el bienestar de las personas LGBT y en los portadores de VIH/SIDA.
Pero los hechos me han demostrado -y creo que también a muchos otros, dentro y fuera de Cuba- que Mariela es tan Castro -y castrante- como su tio y su progenitor. Es una versión más carismática de su padre -que no consigue despertar simpatías como ella- que ha logrado engatusar a muchas personas en todo el planeta.
Para consolidar su control absoluto sobre la comunidad LGBT y los proyectos a favor de la misma, la directora del Centro Nacional de Educación Sexual no vacila en mentir, manipular y difamar.
Después de que en junio del pasado año el Observatorio Cubano de los Derechos LGBT (OBCUD LGBT) organizara la primera marcha cubana del orgullo gay, sin permiso de las autoridades, la señora Castro inició una verdadera guerra contra todo activista LGBT que no esté bajo sus órdenes.
A pesar de que muchas veces los integrantes del Observatorio hemos intentado mantener un diálogo respetuoso con el CENESEX, la Doctora Castro nunca ha dado la cara, ni ha accedido a mantener una discusión con quienes ella considera sus enemigos. Ha preferido siempre acudir a la difamación y a las campañas de descrédito.
Desde que en 2011 se supo que el gobierno de EE.UU destinaría 300 mil dólares para apoyar proyectos y organizaciones LGBT en Cuba, la señora -cuyo CENESEX recibe grandes donaciones de diferentes ONG’s- parece que no puede dormir en paz, molesta con la idea de que ese dinero pueda terminar apoyando proyectos que no estén bajo su control.
La Dra. Castro ha intensifcado su campaña de difamaciones contra quienes también hacemos parte del trabajo que ella asegura que hace el CENESEX. Nos ha llamado mercenarios, contrarrevolucionarios y grupúsculos al servicio del enemigo.
Su último intento por desacreditar a quienes sí estamos interesados en que se respeten los derechos de las personas LGBT y del resto de los cubanos, ha sido asegurar que estos grupos de activistas LGBT se “oponen a su trabajo” (al de CENESEX), y es esa la razón por la que han recibido los famosos 300 000 dólares.
Ha asegurado además que nuestros grupos “hacen denuncias falsas sobre abusos contra gays y lesbianas en Cuba”; y ha agregado que “al investigar esas denuncias, descubrimos que las personas que supuestamente han matado, o que apresaron, no existen, ni siquiera nacieron”.
Los miembros del OBCUD LGBT emplazamos públicamente una vez más a Mariela Castro a que afirme y pruebe que Nelson Linares García nunca nació y, más que eso, que demuestre que no fue detenido y encerrado en la Estación de policía de la calle Dragones, a las 4 de la mañana del 8 de septiembre de 2011, y que luego, cerca de las 2 de la tarde, no lo sacaron, ya muerto, muerto de esa Estación.
También le pedimos que demuestre que Mailin Corso, una lesbiana de Matanzas, nunca nació y no ha sido víctima en varias ocasiones de vejaciones y atropellos por parte de policías homofóbicos.
La emplazamos a que asegure y pruebe que los travestis y homosexuales que diariamente son multados y detenidos, tampoco nacieron y no son discriminados y coaccionados sólo por mostrar públicamente de su orientación sexual o identidad de género, o por estar en zonas donde supuestamente se ejerce la prostitución.
Y en cuanto a los 300 000 dólares de marras, que tanto preocupan al la Dra. Castro Espín, le aseguro que no tiene que preocuparse porque, si es que el dinero realmente existe, no ha llegado a nuestras manos.
Es cierto que hemos recibido apoyo de otros activistas y organizaciones, pero en todoe el mundo los proyectos sin recursos sobreviven sólo gracias a la ayuda de ONGs y personas solidarias. El CENESEX, además del apoyo del gobierno de la familia Castro, recibe apoyo material y financiero de gobiernos y ONG’s de todo el mundo.
Los integrantes del OBCUD LGBT y otros proyectos LGTB no oficialistas estamos en una abismal desventaja financiera con respecto al CENESEX, además de no tener reconocimiento oficial como ONG, ni acceso a los medios de comunicación nacionales y, para colmo, debemos soportar ser difamados por la Dra. Castro y perseguidos y hostigados por el gobierno de su papá.
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