SANTIAGO, Cuba. – Este 10 de mayo el dolor y la frustración invade a las madres de los presos políticos cubanos. Ya sea porque son ellas las que se encuentran encarceladas o porque son sus hijos los que cumplen injustas condenas. En cualquier caso, sufren la separación familiar que les ha impuesto el régimen cubano.
Recientemente, la lista de condenados políticos en Cuba ascendió a 134. De ellos, al menos 37 pertenecen a la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).
Entre los prisioneros del grupo está la activista Melkis Faure Hecheverría, quien fue doblemente juzgada en 2017 por los delitos de desorden público, atentado y resistencia; y sancionada a tres y cuatro años de reclusión, respectivamente.
Por estos días, el esposo de la opositora Freddis Nomihele ha sentido mucho más la falta de su compañera de vida y decidió compartir su añoranza con CubaNet.
“La extraño muchísimo. Sé que algún día tiene que acabar esta separación, pero es muy difícil para mí, y más porque estoy a cargo de los niños. Hace poco hablé con ella y me dijo que estaba bien, que de ánimo está más fuerte que nunca”, expresó el esposo.
Al mismo tiempo que lamentó el no poder verla en este día. Solamente pudo mandarle algunas cosas, pero no permiten la entrada de nadie al penal, a causa del Coronavirus.
Melkis tiene cinco hijos y su familia ha sido constantemente hostigada por la policía política. Asimismo, ella ha sido protagonista de numerosas protestas públicas en la Habana y este es el motivo real de su encarcelamiento.
Cuando fue detenida en 2016, realizó una huelga de hambre que extendió por 46 días, sin saber que estaba embarazada. Esto le provocó un aborto repentino.
Al igual que Melkis, Aymara Nieto Muñoz también está presa desde 2018 y se encuentra cumpliendo cuatro años de cárcel por promover la campaña “Todos Marchamos”.
En conversación con su esposo, Ismael Boris Reñí, activista de UNPACU recién liberado, este confesó: “Aymara no es solo mi mujer, también es mi amiga y compañera de lucha. Hoy la extraño más que nunca y sé que es un día difícil para ella”.
“Mi fuerza para todas las madres que atraviesan por esta situación, y mis sinceras felicitaciones para todas”, culminó el opositor.
El matrimonio comparte dos pequeñas de 7 y 12 años que han padecido los ataques del régimen cubano contra sus padres. Hoy, Aymara se encuentra a 600 kilómetros de su casa en la Habana, en la prisión de mujeres de Las Tunas y es imposible que su esposo e hijas puedan visitarla debido al paro del transporte para evitar la propagación de la COVID-19.
Sin embargo, de la misma manera que Melkis y Aymara han sido apartadas -por la fuerza- de sus hijos; las madres de activistas como Raudel Arias Velerino, Maykel Herrera Bones o Bianko Vargas Martín, actualmente en prisión, extrañan abrazar a sus hijos en este día.
Para Teresa, mamá de Raudel, el solo pensar en este día supone un sufrimiento incalculable.
“Nunca lo he visto desde que está preso, pues vivo en Santiago de Cuba y mi hijo está en La Habana. Hace poco supe de él a través de otra persona y aunque me dijeron que está bien, no lo creeré hasta que pueda verlo. Me muero por abrazarlo”, resaltó.
Arias Valeriano está cumpliendo condena desde 2017. Fue sancionado a dos años de trabajo forzado con internamiento, pero como siguió con su activismo, le fabricaron un delito de “actividad económica ilícita” y le sancionaron a 10 meses de reclusión. Además, le revocaron por el primer proceso judicial.
En abril de 2019 fue trasladado de Pinar del Río a la cárcel de Melena del Sur en Mayabeque, luego de una golpiza que pudo denunciar a través de una llamada telefónica.
Por otra parte, el caso de Herrera Bones tiene un carácter especial, pues siendo paciente de VIH hace poco realizó una huelga de hambre de 14 días en reclamo por su libertad. Tal estado de inanición debilitó mucho su salud y este es un motivo de gran preocupación para su madre.
La señora, radicada en España, agradeció a todos los que se preocupan por su hijo, dijo que teme mucho por la vida de Maykel y que siente mucho dolor por su encarcelamiento y la distancia que los separa.
Este opositor fue arrestado el este 16 de abril y su condición se agrava porque en personas con VIH son característicos los sistemas inmunológicos deprimidos, por tal razón la huelga de hambre lo deterioró rápidamente.
Por último, uno de los casos más difíciles, es el de Miraida Martín Calderín, mamá del preso político Bianko Vargas. Ella ha tenido que vivir el horror de ver a sus tres hijos encarcelados al mismo tiempo por oponerse al régimen. Dos de ellos tenían solo 16 años cuando los apresaron (Bianko y su hermano gemelo, Diango).
Después de ser liberados los tres, Bianko fue recluido nuevamente en 2016, condenado a 16 años de cárcel.
Según Miraida, en este Día de las madres ella siente profunda tristeza.
“Primero, siento mucho pesar por lo que atraviesa el mundo con el coronavirus, y segundo, me está matando que no veo a mi hijo desde hace casi un año. Desde entonces no he podido abrazarlo, no sé cómo está”, aseguró la miembro de la dirección de UNPACU.
A principios de 2020 Martín Calderín denunció el traslado de Bianko desde Santiago de Cuba al reclusorio conocido Cinco y Medio en Pinar del Río, pero desde antes Miraida no lo puede ver, porque las autoridades le prohibieron la entrada a las prisiones por un año.
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