CIENFUEGOS, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Como suele ocurrir en Cuba, las noticias viajan más rápido de boca en boca que a través de los medios noticiosos. Aunque imprecisa, confusa y probablemente distorsionada, la noticia llegó hasta mí encarnando la heterogénea forma del rumor.
Decía que había una plaga que estaba afectando a gallinas encerradas en naves de una granja estatal. A partir de ese rumor primario, el resto de los comentarios se bifurcaban tomando vericuetos insospechados. Lo único que se podía sacar en claro era que se había producido algún tipo de anomalía en una de las granjas avícolas, administradas por el Estado, en la ciudad de Cienfuegos, al centro del país.
Veintidós días después de surgido el rumor, por fin la prensa local hizo alusión al hecho en un escrito publicado en el semanario local “5 de septiembre”, bajo el título: “Nota Aclaratoria”.
Según el órgano oficialista, el pasado 23 de febrero, en la Unidad Empresarial de Base Mártires de Bolivia, de Palmira, perteneciente a la Empresa Avícola Cienfuegos, se detectó un cuadro epizoótico por la incidencia de la bacteria Salmonella en determinado número de gallinas ponedoras, sin que ello representara consecuencia alguna para la salud humana.
Aseguró la nota que se habían tomado todas las medidas que establecen estos casos, de conjunto con especialistas del centro Provincial de Higiene y Epidemiología, de Salud Pública, quienes adoptaron las medidas de cuarentena, tanto para los animales enfermos como para los huevos, y que la situación había quedado definitivamente resuelta el 10 de marzo, luego de alzarse las muestras pertinentes.
Según explicaciones de Rafael Liriano Hernández, director del Instituto de Veterinaria en el territorio, “la Salmonella es un agente productor de zoonosis de distribución universal. Se distingue por ser una bacteria oportunista que cohabita con cualquier ser vivo. Ante determinado estrés, se exacerba e infesta a quien parasite, y también contamina al huevo en el caso de los plumíferos. Entre sus características, hallamos que es un ser termolábil, es decir, muere por la cocción, incluso no sobrevive a más de 60 grados de temperatura”.
Lo que no explicó el especialista, o tal vez lo hizo y no lo reflejaron, por no causar alarma, es que recientemente se ha sabido que la causa más común del envenenamiento de comidas por especies de Salmonella, es debido a la Salmonella Typhimurium, presente en aves y reptiles, y cuya sintomatología en humanos se presenta por un periodo de 7 días, con diarreas, dolores abdominales, vómitos y náuseas. Aunque generalmente el contagio no suele ser fatal, sí lo es, lamentablemente, en personas cuyo sistema inmunológico se encuentra deprimido, o cuando el mal no es tratado a tiempo con antibióticos.
Especial atención puso el rotativo en explicar que “ninguna de las aves afectadas, ni sus posturas, tuvieron por destino el consumo de la población, ya fuera por la vía de la canasta básica o de la oferta administrada en la llamada cadena de mercados, como se hace en determinados momentos con la comercialización de las gallinas que rebasan su etapa productiva y son sacrificadas”.
Y aquí es donde comienzo a preocuparme, pues si algo ha caracterizado, durante décadas, al sector empresarial estatal, ha sido el descontrol y la falta de previsión.
Quién me puede asegurar que fueron los chequeos de laboratorio los que inicialmente detectaron la bacteria, y no la presencia de los síntomas en personas que consumieran las aves o sus posturas. Quién me puede convencer de que el comedor de la granja no sacrificó, durante el periodo anterior a la detección de la bacteria, alguna que otra ave para el consumo de los trabajadores.
Igualmente, con el descontrol que existe en estas entidades, entiéndase robo, desvió de recursos o el nombre que se le quiera dar, quién certifica que los pollos infectados no salieron a la calle y aún hoy se encuentran a la venta en la vasta plaza del mercado negro. Cómo confiar en un medio noticioso que informa a la población del peligro cuando presuntamente el mal ya está controlado.