LA HABANA, Cuba.- Los crímenes del nazismo (nacionalsocialismo) fueron juzgados y castigados en los juicios de Núremberg, sin embargo, hay dictaduras que también han perpetrado crímenes, entre ellas el estalinismo, y otras en la modernidad, a las cuales hay que investigar y evaluar moral y jurídicamente. Hay algunos países que para honrar esto tienen prohibida incluso por ley las ideologías comunista y nazi, algunos de ellos miembros de la Unión Europea.
Los recuerdos de lo que ha sucedido en estados totalitarios y está sucediendo en estos momentos deben mantenerse vivos, porque hay que honrar la memoria de las víctimas y traer a colación la verdad; pero más aún, hay que condenar a los autores que aún permanecen vivos, de forma que sientan el peso de la ley. Y los que ya murieron deben ser puestos al descubierto con todos sus actos macabros.
Existen en el mundo grupos y partidos políticos radicales, algunos racistas, aunque lo quieran ocultar, que incitan al odio y a la violencia en la sociedad, ya que difunden discursos de rechazo, generando un aumento del uso de la fuerza y la intolerancia con los que nos hemos visto obligados a convivir. Verbigracia en Cuba, aunque no es donde único ocurre.
Hay valores en los que debe fundamentarse la sociedad de cualquier país, ese que los cubanos no conocemos, entre ellos el respeto a la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos, incluyendo los derechos de las personas que pertenecen a minorías, en nuestro caso a los opositores.
Por estos valores tiene que luchar el pueblo de Cuba, que ve pisoteado día a día su decoro, y por desgracia lo admite, por el grado de control que ejerce el régimen sobre cada uno de los cubanos y de sus familias.
La generación más joven está capacitada –y así lo ha demostrado– para fomentar la resiliencia ante las amenazas que se ciernen contra los que durante años han estado en oposición a la dictadura, y cuyas vidas, en estos difíciles momentos en que hay una grave situación política, social y económica en el país, corren peligro, algo que a nadie debe parecerle exagerado. Las generaciones anteriores pusieron algunos muertos, por solo recordar los más conocidos: Laura Pollán, Oswaldo Payá y Orlando Zapata.
No sería mucho pedirles que se mantengan alertas al turbulento desastre que se aproxima al país, donde se conjugan toda una serie de factores de gobernabilidad y el creciente contagio de los ciudadanos con el virus chino. Los jóvenes pueden acelerar la protesta social, que se hace necesaria y la situación actual pide a gritos.
La idea de los dictadores de desviar la atención de toda la problemática actual del país, fijando focos en las personas que disienten –a los que califica de cualquier cosa: mercenarios, terroristas, contrarrevolucionarios, vende patrias, entre otros epítetos– trata de minimizar la grave situación existente, convirtiéndola en algo trivial y banalizando en el discurso político y de los medios de comunicación.
Juzgar a la dictadura cubana sería un homenaje a todos los que han luchado contra la tiranía, muchos de ellos en el exilio, otros ya fallecidos; pero de quienes está presente el espíritu de batalla, el heroísmo que mostraron y su sincero amor por la Patria.
Sería importante condenar el revisionismo histórico que ha hecho la dictadura, que ha influido en la educación de tres generaciones y que ha encumbrado el nefasto sortilegio que dieron por llamar “el hombre nuevo”. Esto ayudará a los que están por nacer a tener un ejemplo de la actitud que deben asumir si se presentara en el futuro una nueva amenaza de esclavización totalitaria.
Por su parte, muchas personalidades demócratas del mundo se han manifestado en contra del comunismo, entre ellas Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido por dos períodos, y considerado uno de los grandes líderes del tiempo de guerra. “No odio a los comunistas por su tonto sistema económico y su absurda doctrina de una igualdad imposible. Los odio por el terrorismo sangriento y devastador que practican en cada tierra que arruinan, sólo mediante el cual su régimen criminal puede mantenerse”, dijo el inglés.
Se pudiera esto interpretar como una visión de lo que está pasando en algunos de los países que acuden a la izquierda internacional para tratar de mantener sus sistemas. El régimen de Cuba ha tenido durante estos 62 años de mal gobierno que apoyarse, de manera constante, en otros países de igual condición. Pero la destrucción que existe en estos momentos en la Isla es tal que se puede afirmar que no tiene retroceso. El pueblo tiene la palabra.
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