MIAMI, Estados Unidos. – El pasado 14 de mayo, agentes de la Seguridad del Estado arrestaron al pastor cubano Yoel Demetrio Asprón Morales, coordinador nacional de la Iglesia Misionera en Cuba, un ministerio del Movimiento Apostólico conformado por más de 9 000 miembros en todo el país.
La vivienda del líder religioso, sede principal de su ministerio, en Las Tunas, ha sido allanada y vandalizada en varias ocasiones por órdenes del Ministerio del Interior (MININT).
En entrevista con CubaNet, el pastor denunció el último hecho represivo en su contra. “El día 14 (agentes del MININT) entraron y violaron mi domicilio sin presentar documento legal. Luego, me trasladaron hacia la unidad de Instrucción Penal de la provincia en un vehículo con chapa particular”, declaró.
En la estación policial fue sometido a un interrogatorio que califica de “extenso y terrible”. “Fueron tres horas de interrogatorio. Me mostraron mis publicaciones en las redes sociales, me hablaron de mi hija, me ofendieron y utilizaron torturas psicológicas como suelen hacer los asesinos dictadores”.
Además, se le realizó una carta de advertencia, la cual se negó a firmar porque no se le entregaría una copia del documento. Por último, fue amenazado con 10 años de prisión.
Asprón Morales ha sido citado, detenido e interrogado varias veces por la policía política. La iglesia pastoreada por él tiene un historial de persecución que data del año 2010, cuando el régimen cubano le decomisó el inmueble con la supuesta justificación de que había sido adquirido por “enriquecimiento ilícito”.
“Todo fue parte de un proceso manipulado, la realidad es que nos reprimen por nuestra fe cristiana y no claudicar ante un sistema diabólico como es el comunismo”.
“Así transcurre mi vida en Cuba: entre amenazas, persecución y esperando una injusta cárcel de un momento a otro”, apunta el pastor.
En los últimos dos años, en la Isla se ha reportado un sinnúmero de multas, prohibiciones de salida del país, demoliciones de casas templos y detenciones arbitrarias contra religiosos cubanos.
“El aumento de la represión es producto de la persecución religiosa imperante en la Isla desde 1959. Actualmente, se incrementa contra pastores que no admiten idolatría y mentiras, a las cuales está sometida toda una nación”, remarcó.
En marzo pasado, el templo pastoreado por Asprón Morales fue apedreado durante la noche con decenas de feligreses dentro, que se encontraban realizando una cadena de oración debido a la crítica situación que atraviesa el pueblo cubano.
De acuerdo con el líder religioso, estas acciones fueron ejecutadas por personas al servicio de la Seguridad del Estado. Aunque Asprón Morales realizó las denuncias pertinentes ante varias instituciones nacionales, no obtuvo respuesta, asegura.
Al mes siguiente, en abril, el propio pastor denunció a través de Radio Televisión Martí la confiscación de 150 ventiladores a una iglesia evangélica pentecostal.
“Fue un robo. Los acusaron de vender combustible y no encontraron nada porque las iglesias se dedican a orar, no a vender combustible. Confiscaron los ventiladores, a pesar de su legalidad, y 10 000 pesos de donaciones. Ya se presentó una queja ante la Fiscalía de la República y estamos esperando respuesta”, precisó.
Por realizar este tipo de denuncias, formar parte de un grupo de religiosos que abiertamente se oponen al sistema comunista y por promover el respeto a los derechos humanos, Asprón Morales fue acusado por la Seguridad del Estado de “incitar a la violencia”.
En lo que va de año, los miembros de la Iglesia Misionera en Cuba han pagado alrededor de 9 000 pesos en multas que, según afirman, les han sido impuestas arbitrariamente.
“Esto es una táctica para secar a los misioneros y que abandonen sus ministerios, porque son multas de hasta 2 000 pesos por cosas que no tienen sentido. Ahora mismo debemos 4 500 pesos. En los últimos dos meses tomamos la decisión de no pagar más multas injustas”.
No obstante, para Asprón Morales hacer silencio ante la arbitrariedad no es una opción. “Se hace muy difícil decir la verdad y pensar diferente, porque te pone en un lugar de sufrimiento y de constante peligro para la vida”, asegura.
La Iglesia Misionera en Cuba
Desde su fundación, la Iglesia Misionera en Cuba ha procurado ayudar a los más necesitados. Específicamente desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en la Isla, sus pastores determinaron abrir un comedor comunitario. Pero, poco tiempo después, fue prohibido por las autoridades cubanas.
“Nuestra misión también ha sido ayudar a los pobres en medio de la pandemia, pero el Estado cubano nos cerró el comedor que brindaba comida a los ancianos desamparados. Esa medida para impedir que demos comida al hambriento la calificamos como crimen de lesa humanidad. Nosotros continuaremos con esta labor de misericordia y amor”.
Cuba se encuentra entre los países que han utilizado la pandemia “para silenciar a los críticos y adoptar nuevas leyes represivas que criminalizan el discurso”, según un informe de Human Rights Watch.
“La COVID-19 ha sido la justificación que han usado para reprimir más. Por ejemplo, la mayor propagación de epidemia no viene de la iglesia y su comedor, sino de las largas colas que, por mala gestión del Estado, tienen que hacer diariamente el pueblo cubano”.
Aunque, en teoría, la Constitución cubana establece la libertad de religión, el régimen tiene un largo historial de represión contra líderes religiosos y feligreses. Hasta ahora, el Movimiento Apostólico, que es una red integrada por diversos ministerios, no ha sido reconocida legalmente por el Gobierno.
Otros líderes religiosos y misioneros han sido víctimas de persecución por convertirse en voces incómodas para el régimen, tales como el villaclareño Mario Félix Lleonart, quien tuvo que exiliarse en Estados Unidos junto a parte de su familia. En la lista también se incluyen el santiaguero Alain Toledano y el camagüeyano Bernardo de Quesada, cuyas casas templos fueron demolidas por las autoridades del régimen.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.