HABANA, Cuba, junio, 173.203.82.38 -En su trabajo “Atajar los problemas y no esperar a la autopsia”, publicado en el periódico Granma el 30 de mayo, la periodista Sheila Delgado Guerra, de manera muy general, brinda información sobre los pobres resultados de la recién terminada zafra azucarera, pero omite decir que ni siquiera correspondieron a las bajísimas expectativas existentes: de un plan de 1,4 millones de toneladas de azúcar, lo alcanzado no sobrepasó las 1,3 millones de toneladas.
La industria azucarera y la agricultura cañera continúan enfrentando graves problemas operacionales y bajos rendimientos cañeros y de dirección, lo que ha provocado que la actual producción de azucarera no sobrepase la lograda hace 120 años.
De acuerdo a las medidas tomadas a finales del año pasado, entre las que estuvieron la eliminación del Ministerio del Azúcar y su sustitución por el Grupo Empresarial AZCUBA, unido a la formación de empresas azucareras en casi todas las provincias con la excepción de La Habana y Pinar del Río, todo apuntaba a que la recién concluida zafra sería superior a la precedente.
Hacía años que los suministros no entraban a tiempo, como ocurrió en esta ocasión; esto permitió que las reparaciones se realizaran de acuerdo al cronograma previsto, y que molieran 46 centrales, de los cuales siete hacía años estaban inactivos.
Se auguraba que después de ocho años de incumplimientos reiterados como consecuencia de la ineficiencia y el mal trabajo, esta zafra sería la que marcaría un nuevo despegue y terminaría definitivamente con todos los males que durante años ha arrastrado la industria azucarera.
Pero no fue así: el inventario de problemas no resueltos, en los cinco meses que duró la zafra, es extenso.
No se ha explicado, si existieron los aseguramientos a tiempo, por qué 21 centrales arrancaron sus molidas después de la segunda quincena de enero si se había planificado que, de los 46 ingenios listos, la mayoría iniciara la molienda en diciembre.
Habría que preguntar a la periodista Sheila Delgado Guerra de dónde sacó la información de que en la presente zafra se logró crecer un 16%, con una disminución del costo de la tonelada de azúcar en 33,78%.
Los 7 centrales que hacia años no molían, no sobrepasaron el 54% de su norma potencial. Debido a la ineficiencia reportada también en el resto de los centrales, se dejaron de producir 95 mil toneladas de azúcar. A ello se suma la incongruencia de que se molió un 101,2% de la caña planificada, pero la producción de azúcar solo llegó al 96% del plan.
Si bien la agricultura entregó la caña prevista, solo se aprovechó el 60% de la capacidad industrial, lo que provocó un alto índice de tiempo perdido. Esto en gran medida se debió a la mala calidad de la materia prima, ya que la caña llegaba a los centrales acompañada de tierra, cogollo y otros objetos extraños, lo que provocó roturas en los equipos y las consiguientes prolongadas interrupciones operativas.
Como ya es tradición, la legendaria ineficiencia industrial de la Cuba socialista estuvo presente como ave de mal agüero casi todo el tiempo que duró la zafra.