LA HABANA, Cuba. – La Sexta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) concluyó el 18 de septiembre con malos augurios, sobre todo tras la suspensión del viaje a México del mandatario argentino Alberto Fernández para recibir la presidencia pro tempore del organismo regional, debido a la crisis dentro de su coalición de gobierno. Ahora, los esfuerzos del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por revitalizar la CELAC podrían resquebrajarse.
La pandemia de COVID-19 ocasionó la prolongación de la presidencia pro tempore de México, asumida en enero de 2020. En la cita recién concluida el canciller mexicano Marcelo Ebrard promovió el acercamiento entre los 32 miembros de la organización y ejecutó un plan de trabajo con grupos para temas tradicionales y otros de interés actual.
México tendrá mejores condiciones para avanzar en su rango de presidente temporal de la CELAC, debido al retraso de Argentina para asumir su cargo y el curso político de la región, signado por la salida de Perú del Grupo de Lima y las conversaciones entre la oposición y el gobierno de Venezuela.
Aunque la parte azteca sugirió que en la Cumbre se trataría la creación de un organismo regional sin Estados Unidos ni Canadá, el tema no se abordó porque carecía de consenso. Los propulsores de CELAC en 2010, Lula da Silva, Hugo Chávez y Fidel Castro, tenían ese objetivo; si entonces no pudieron progresar, en la actualidad es menos propicio avanzar en un tema que ahondaría la discordia.
AMLO se jugó su prestigio y el apoyo a su programa de gobierno por convertir el acto central por la efeméride del Grito de Dolores, la fiesta nacional mexicana, en un espaldarazo a Miguel Díaz-Canel. Aún están por despejarse los motivos de ese gesto, si bien el gobernante cubano le había pedido públicamente a AMLO auxilio para enfrentar la pandemia y la crisis económica, a lo que el mexicano correspondió con envíos urgentes.
México logró una Declaración Final sin carga política, con tradicionales menciones a la democracia, el respeto a los derechos humanos y la condena al embargo estadounidense contra el régimen cubano. De todos modos, el peso estuvo en el llamado a democratizar la producción y eliminar los obstáculos al acceso justo y equitativo a las vacunas contra COVID-19. Se destacó la colaboración entre Argentina y México para producir y envasar vacunas contra el coronavirus; el desarrollo, producción y suministro de las vacunas cubanas ; así como otras iniciativas en curso para la investigación y desarrollo de vacunas en México, Argentina, Cuba, Chile y Brasil.
También sobresalen la creación de un fondo regional para desastres naturales por 15 millones de dólares, la creación de la primera Agencia Latinoamericana del Espacio y el acuerdo de adoptar una posición regional para la cumbre climática COP 26.
Por otro lado, mientras AMLO dio un espaldarazo al Gobierno de Cuba, obvió al pueblo, que padece un bloqueo impuesto por las autoridades nacionales. La situación actual de la Isla fue abordada por el presidente uruguayo Alberto Lacalle, quien planteó que participar en la cumbre no significaba ser complaciente con países donde no había una democracia plena y se utilizaba el aparato represor para acallar las protestas, como en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Por su parte, el presidente paraguayo Mario Abdo Benítez advirtió que su presencia en esta cumbre no representaba un reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro. El gobernante venezolano sorprendió con su viaje a México, de cuyo gobierno tiene que haber recibido garantías de seguridad, ya que hace años Estados Unidos emitió una orden internacional de captura y ofrece una recompensa millonaria.
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