LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.com -Lulú miraba el noticiero del mediodía, como casi todas las tardes, mientras comía hielo picado en un jarrito, a falta de otra cosa con qué aliviar el terrible calor del julio habanero. Enormes gotas de sudor le corrían por la espalda, pues su viejo ventilador no podía con el sol del trópico. El pobre airecito de aquel querido armatoste la hacía anhelar un aire acondicionado.
Lulú trataba de no pensar mucho en esto, pues tenía la certeza de que nunca lograría climatizar su casa, al menos con su salario actual, que aparentemente no mejoraría en largo tiempo.
De pronto, el televisor se apagó: habían quitado la luz. “¡Ahora sí que me ahogo!”, exclamó Lulú al quedar sin tan siquiera el pobre alivio de su ventiladorcito ruso. En busca de una esperanza, aunque fuera mínima, se le ocurrió llamar a la compañía de electricidad -por si le decían que el apagón sería corto-. Pero la esperanza tardó en llegar, pues por más que insistía, siempre daba ocupado. Al rato, la atendió una telefonista, que le explicó que no había tal apagón, sino una interrupción por reparaciones.
“Ya encontraron un nombrecito nuevo para lo mismo”, pensó Lulú, “cada vez los inventan más elegantes.” En resumen, la empleada no sabía cuánto podía tardar el tal “arreglo”.
Para entretenerse, Lulú se puso a leer el periódico. Allí encontró una noticia titulada “Apagones y calor en EE.UU.” (Juventud Rebelde, viernes 6 de julio de 2012). El artículo hablaba de la alerta de calor extremo en nueve estados del país vecino. Mencionaba el hecho de que setecientos mil hogares y negocios llevaban seis días sin electricidad, a causa de unas tormentas ocurridas la semana anterior, y por lo tanto no disponían momentáneamente del habitual aire acondicionado.
También, y para su sorpresa, leyó que muchas personas colocaron carteles en Washington para expresar su frustración por la demora en el restablecimiento de la energía.
Ahí fue cuando decidió que lo mejor que podía hacer era darse una ducha –al menos agua tenía- antes de que aquello de los carteles le trajera alguna idea loca a la cabeza.