LA HABANA, Cuba. — Una interesante novela publicada en el año 2020 por Ediciones Cubanas, de Artex, está a la venta en las librerías capitalinas: La Guerra de las Portañuelas. Yarini, general de la chulería, del poeta, narrador y guionista de la radio Alejandro Miguel Rizo
La novela, como su título indica, está basada en la vida de Alberto Yarini, el más célebre de los proxenetas cubanos, y muestra el mundo de la prostitución a principios del siglo XX en La Habana.
Alberto Manuel Francisco Yarini y Ponce de León nació el 5 de febrero de 1882 en la casona ubicada en la calle Galiano #22, entre Amistad y Lagunas. Su familia era adinerada. Su padre, de ascendencia italiana, fue el catedrático titular de la escuela de odontología Cirilo José Aniceto Yarini, y su madre, Emilia Ponce de León, era descendiente de los condes de Villanueva y los marqueses de Aguas Claras.
Un dato curioso es que Yarini, después que abandonó su hogar familiar, vivió en Paula 96, a dos puertas de la casa donde nació José Martí, en el hoy tan mentado barrio de San Isidro, en Habana Vieja, que en los primeros años del pasado siglo era una zona de tolerancia.
En la novela de Rizo hay extensos párrafos donde se describe con detalles minuciosos los actos sexuales, en un lenguaje que roza la pornografía. Por ejemplo, explica cómo realizaban el coito anal y bucal (prácticas que fueron introducidas en Cuba por prostitutas francesas) parejas de ambos sexos en los prostíbulos.
Hay en el libro interesantes apuntes sobre la prostitución, tales como los orígenes de las denominaciones lupanar (por las lupas, las mujeres consagradas al dios Lupercio que ejercían la prostitución) y burdel (del francés bordeau, que significa a flor de agua, en alusión a Venus o Afrodita, la diosa nacida de la espuma del mar).
La secta abakuá es otro tema abordado con bastante precisión en el libro, ya que Yarini perteneció a esa hermandad religiosa, para la cual lo captó un negro que había sido mambí llamado Manuel Sánchez Valdés.
El veterano aconseja a Yarini sobre la forma de conducirse entre los abakuá: “Cuando te reúnas con ellos, habla en voz baja y no gesticules. Tampoco te metas las manos en los bolsillos, pues eso los puede inquietar si se imaginan que escondes arma”.
En el capítulo 19 se describe, durante cinco páginas, la ceremonia de iniciación de Yarini en el poblado de Regla. Notas al margen complementarias ayudan a la comprensión del ritual.
Yarini estuvo vinculado a la política dentro del Partido Conservador y se propuso aspirar a la presidencia de la República. En el texto no se abunda sobre este aspecto, pero se destaca que era carismático, ayudaba a los pobres e intercedía por ellos ante la justicia cuando tenían problemas.
La historia de Yarini terminó trágicamente durante el enfrentamiento entre los proxenetas cubanos (los guayabitos) y los franceses (los apaches). El conflicto, que fue llamado “la guerra de las portañuelas”, se debió a que Yarini sedujo a “petite Berthe”, la principal prostituta del souteneur francés Louis Lotot.
Yarini, de 28 años, fue ultimado en una emboscada por Lotot y sus socios el 22 de noviembre de 1910. En la pelea también murió Lotot, a manos de José Basterrechea, amigo íntimo de Yarini.
Yarini tuvo un sepelio grandioso, al que asistieron políticos, artistas y otras figuras públicas.
El conflicto entre los proxenetas trajo como consecuencia que en 1913 cerraran San Isidro como zona de tolerancia, aunque la prostitución, de forma más encubierta, se mantuvo en esa barriada.
El libro, con excelente impresión, ameno y atractivo por la información que aporta, viene a sumarse a las varias obras inspiradas en el mítico Yarini, como la película Los dioses rotos, del cineasta Ernesto Daranas.
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