CIUDAD DE MÉXICO.- Antes de que el incendio en Matanzas calcinara los cuerpos de cuatro reclutas del Servicio Militar, dejando solo unos restos anónimos, Raisa Velázquez ya había gritado que a su hijo no se lo iban a llevar.
Ella podría, como han hecho la mayoría de las madres cubanas, resignarse a que el reclutamiento es obligatorio y que eso no puede cambiarlo. Con el pecho apretado pudo haber despedido a su hijo, pidiéndole que obedeciera, que no se metiera en problemas, que aguantara allí un año o dos, para entonces regresar a casa.
Solo que Raisa siempre ha tenido claro que ella a Josué no lo iba a entregar resignadamente a un régimen en el que no confía. “Tienen que pasar por encima de mí para llevárselo”. ¿Qué teme ella? Que tomen represalias contra él por nacer de una opositora, que lo sometan y violenten cuando se niegue a repetir doctrinas, que lo obliguen a reprimir como ya pasó el 11 de julio de 2021. Pero sobre todo, le aterra que se lo devuelvan muerto en una caja.
“No solo fueron los chicos del incendio en los Supertanqueros, han muerto jóvenes en el SM por décadas y los padres siguen acatando la orden cuando vienen por sus hijos. Yo le digo a todos los padres que no lo hagan. A nuestros hijos los educamos nosotros, y también nosotros tenemos que protegerlos. A mi hijo lo defiendo a todas”.
El 13 de mayo empezó la batalla pública de Raisa contra el Servicio Militar Obligatorio. Un día antes CubaNet expuso a una funcionaria cubana que en la Organización de Naciones Unidas (ONU) afirmó que el SM no era obligatorio. Raisa leyó, compartió la nota y escribió: “Madres cubanas, no sé ustedes, ya yo dije mi última palabra: NO al SERVICIO MILITAR”. Aún a su hijo no le habían entregado la primera citación, pero ella sabía que era cuestión de tiempo.
En efecto, a inicios de julio comenzaron a recibir las llamadas para que se presentara al chequeo médico previo. Desde entonces esta madre cubana le ha repetido a cada funcionario que si Yisel González dijo en la ONU que era voluntario el Servicio, Josué no va. A cada citación en lugar del chico va ella sola. Es Raisa quien se enfrenta a los militares y ella misma sacó de su casa al Jefe de Sector cuando fue a llevarse a Josué, porque desde el área de atención lo denunciaron al no presentarse.
A Rafael Navarro, el mayor que acusó a Josué, le recalcó que si ella no era confiable para trabajar en un puesto estatal porque era opositora, su hijo, que creció en un hogar donde se disiente del gobierno, tampoco podía tener un arma. Raisa exige un lógico pedido: si a ella la despidieron por no ser confiable, que a su hijo le den la baja por lo mismo.
“Trabajé varios años como cajera, primero en tiendas y luego en el Banco Metropolitano. Ahí por mi buen desempeño me designaron especialista de los cajeros automáticos y supervisora de efectivo”. En todo ese tiempo Raisa fue una trabajadora ejemplar. Luego, incorporarse al movimiento opositor Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) no fue bien visto por un gobierno omnipotente que no admite disenso. Sin embargo, fue después del 11J cuando detuvieron a su esposo el opositor Néstor Vega que ambos quedaron en la mira constante de la Seguridad del Estado.
“A partir de ahí hemos tenido seguimiento y no nos dejan ni trabajar”. Hace poco conseguí una contrata como cajera dependiente en una tienda de Artex aquí mismo en Alamar, y cuando vieron casualmente un vídeo mío en contra del Servicio Militar esperaron a que se cumpliera el tiempo y no me dejaron seguir. Así es Cuba, un país donde dejan sin trabajo a una madre con dos niños por defender a su familia, pero a mí no me van a parar”.
Esta no es la primera batalla que libra Raisa en defensa de sus hijos. Antes de convertirse en un rostro visible contra el Servicio Militar, su voz se había alzado en apoyo a Amelia Calzadilla y las madres cubanas. Raisa, quien prefiere escribir largos textos en lugar de mandar audios, enfrentó su timidez y filmó un video para exigir una vida digna para los suyos.
Fuerte y claro dijo en junio: “estoy cansada de tanta miseria, de tanto descaro del gobierno, burlándose del pueblo. Estoy cansada de que suban los precios de todo y una no tenga cómo adquirir la comida. Los cubanos merecemos una vida mejor. Nuestros gobernantes son nuestros peores enemigos”.
Según regula la ley cubana, el Servicio Militar es obligatorio desde los años 60, quien se niegue, así sea por objeción de conciencia, será procesado y posteriormente encarcelado.
Josué, el hijo de Raisa, ni siquiera es mayor de edad. Quizá por eso lo amenazan, lo intimidan, lo acusan; pero no se lo han llevado. El 18 de noviembre, cuando cumpla 18 años, entonces irán por él. Raisa dice que si ese día llega, no sabe qué hará, pero que no está dispuesta a entregarles a su hijo.
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