CDMX, México. – El 29 de octubre al mediodía, los medios oficiales cubanos confirmaron que una embarcación con más de 20 personas a bordo que intentaban llegar a Estados Unidos se había hundido tras chocar con los guardafronteras en aguas nacionales. Como resultado, hasta ahora se ha confirmado la muerte de ocho personas, entre ellas una bebé.
La nota del Ministerio del Interior, que fue replicada por los órganos de propaganda, evitó detallar cómo ocurrió el hundimiento de la embarcación. ¿De qué manera en la inmensidad del mar, dos navíos podrían chocar por accidente? La respuesta es que no fue un accidente. Diana Meizoso, quien iba en la embarcación con su hija de dos años, relató a Radio Televisión Martí que los guardacostas cubanos embistieron a propósito contra el grupo de migrantes, tras decirles que los iban a “partir a la mitad”. Justo lo que hicieron. Tras el impacto, Meizoso quedó inconsciente por un momento y, al despertar, no tenía a su bebé en brazos. No es la primera vez que embarcaciones del régimen cubano embisten a otras mucho más endebles para frenar las salidas ilegales, y ocasionan numerosas muertes de civiles.
Por otra parte, si bien la nota oficial no se cuestiona cómo ocurrieron los hechos, sí dedica 12 (de sus 24 líneas) a responsabilizar únicamente al Gobierno de Estados Unidos por la tragedia. Las autoridades cubanas, que no han ofrecido sus condolencias, solo se refieren a “la política hostil y cruel” y la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano, que “estimula las salidas ilegales desde Cuba”. No mencionan ni por asomo la asfixiante crisis en el país que arroja a la ciudadanía a peligrosas travesías, buscando mejoras para su vida y la de sus familiares. Tampoco hacen alusión a todos los balseros interceptados y deportados. Si bien los que llegan por tierra son en su gran mayoría recibidos, no corren la misma suerte que quienes tocan las costas en balsas.
Curiosamente este argumento que se enfoca en soltar la culpa al vecino del Norte, no solo lo han compartido los medios estatales, sino que la página de Facebook de La Joven Cuba, un sitio no oficial, replicó el mismo mensaje. Sin otro cuestionamiento, el medio dijo condenó “la política estadounidense que estimula la salida ilegal desde Cuba”.
Siguiendo la lógica del aparato de difusión del Estado cubano y La Joven Cuba, que hayan muerto Omar Reyes Valdés, Aimara Meizoso León, Yerandi García Meizoso, Nathali Acosta Lemus, Rachel Ramaya Ulloa, Indira Serrano, Israel Gómez y la niña Elizabeth Meizoso es responsabilidad de Estados Unidos, aunque los haya chocado una embarcación de los guardacostas cubanos. El siniestro cae sobre el Imperio, aunque los cubanos tengan claras razones para intentar emigrar, sabiendo que las posibilidades de éxito ya no se basan solo en tocar suelo estadounidense.
Como nunca antes, Cuba emigra
La crisis migratoria que vive actualmente Cuba es la mayor hasta ahora desde 1959. Más de 194 000 nacionales de la Isla han entrado de forma irregular por la frontera sur estadounidense, según la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Un número que pulveriza cualquier otro registro precedente e instaura un nuevo récord, que no por azar coincide con una de las más profundas crisis económicas padecidas en el país.
Pero no todos los cubanos pueden costear la travesía vía Nicaragua (boleto, hospedaje, transporte, comida, coyote, sobornos). Entonces para los más pobres, la opción que resta es navegar en rústicas embarcaciones, donde no solo exponen sus vidas, sino que también corren el riesgo de que los regresen. Una publicación del diario El Nuevo Herald a finales de octubre detalló que “la mayoría de los interceptados en el mar son colocados pronto en escampavías de la Guardia Costera y llevados de vuelta a Cuba. La agencia devolvió a casi todas las 6 182 personas que detuvo a lo largo del Estrecho [de Florida] el pasado año fiscal de septiembre de 2021 a este octubre”.
El expresidente Barack Obama eliminó la política conocida como “pies secos, pies mojados” días antes de terminar su mandato. La famosa norma garantizaba asilo y beneficios inmediatos a los isleños que lograran pisar tierra de EE. UU. Después de este anuncio, el número de balseros cubanos interceptados en el mar disminuyó drásticamente. A pesar de lo publicado por los medios estatales y La Joven Cuba, las últimas administraciones estadounidenses han demostrado que no es de su interés acoger a los balseros con los privilegios que antes tenían. Además, no solo los pronunciamientos oficiales al respecto han sido claros en desalentar esta ruta de escape, EE. UU. también ha invertido en más patrullas para interceptar a los migrantes ilegales que intentan tocar las costas del país.
De hecho, los registros muestran que por un par de años funcionó y la población cubana apenas se lanzó al mar. En 2020, por ejemplo, solo hicieron la travesía 49 personas, según los registros. Luego en 2021, el año del 11J, esa cifra se disparó a más de 800. La migración siempre ha sido para los cubanos una vía de escape y de protesta social. Por eso no sorprende que los altos números que se registran hoy (en 2022 ya superan las 5 400 personas interceptadas en el mar) respondan primeramente a la crisis económica, política y social de Cuba.
Aunque se mantiene vigente la Ley de Ajuste, que sin dudas facilita la situación de los cubanos, la política estadounidense hacia la Isla no se ha hecho más benévola para los balseros que lo que era años atrás, al contrario. Solo este domingo la Guardia Costera de Estados Unidos repatrió a 106 migrantes cubanos y a un perro. Lo que sí ha sucedido es que la subsistencia en la Isla es cada vez más agobiante.
Cuando el Gobierno cubano y sus órganos de propaganda invisibilizan las múltiples causas del éxodo y apuntan únicamente a las ventajas que tienen los nacionales de la Isla en tierras estadounidenses, desconocen también toda la migración que atraviesa el continente buscando el Norte. No solo emigran cubanos, también sale sin maletas y dinero el resto de Latinoamérica, aun sin Ley de Ajuste. Si lo hacen, a expensas de nunca poder regularizar su estatus, es para escapar de la violencia, los conflictos armados, la falta de oportunidades, la pobreza, o de dictaduras como la nicaragüense y la venezolana.
En definitiva, en las penurias económicas y la falta de libertades elementales que padecen los cubanos está la base de la sangría que vive la Isla, por mar y tierra. Los cubanos saben, como lo demostraron el 11 de julio de 2021, que es una crisis estructural sin una solución a mediano plazo. Ya no quieren perder tiempo en un país con apagones y represión donde escasean los alimentos, con una inflación descomunal y un gran deterioro en el sistema de salud. Si los cubanos y cubanas están tan desesperados al punto de lanzarse al mar con el riesgo de que los deporten, o peor, de morir ahogados es porque no hay esperanza en su país.
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