HOLGUÍN, Cuba. – “El betún que vende el gobierno en Holguín no tiene calidad. Ni el de color negro, ni el de color caoba, ni el neutral. Hacen un pegote en el zapato porque utilizan el cebo como materia prima. El que hacen los particulares es mejor. Y ese es el que yo compro para que los zapatos queden bien limpios”, dice Juan, un limpiabotas del reparto Pueblo Nuevo.
Sin embargo, los productos de calidad para lustrar zapatos han subido tanto de precio que pocos limpiabotas los adquieren. Juan cobra veinte pesos por cada limpieza. Un servicio que muchos consideran caro. “Los que me critican no tienen en cuenta que ha subido el precio del betún, la tinta, y también el de la comida. Si no subo el precio no tengo ganancias”, dice Juan.
Aunque no hay datos oficiales sobre los limpiabotas en Holguín, resaltan dos indicadores: el número de los trabajadores que ejercen esta labor se ha reducido y todos son adultos mayores.
Lustrar zapatos es un oficio necesario, pero va camino a desaparecer. Los limpiabotas pasan de los 60 años y están obligados a seguir trabajando, pues su pensión es insuficiente. Los jóvenes rechazan ser limpiabotas por no estar “a la altura de sus expectativas”, o para evitar las burlas. A las dificultades se unen también la escasez y los altos precios de los materiales para trabajar.
Tras más de diez años como limpiabotas, Fabio dejó el oficio. “Al inicio invertía casi mil pesos mensuales en productos. Ahora se gasta más de 2 000 pesos”.
Mensualmente un limpiabotas abona 20 pesos de patente y 87,50 de seguridad social. “En mi caso también pagaba 330 pesos por arrendamiento del local y 25 por el consumo de la corriente”. Pero durante este año los gastos de la inversión se quintuplicaron y Fabio no pudo seguir.
A medida que subía el costo de la vida, Fabio fue incrementando el precio de su servicio, pero llegó el momento en que la clientela disminuyó y su negocio quebró. “La gente me pedía que bajara el precio, pero no podía hacerlo”.
Adquirir los materiales para trabajar es un reto. En la preparación de la tinta utilizan un polvo que mezclan con alcohol. El polvo viene de Camagüey donde lo venden por libra. En Holguín lo envasan en paqueticos.
“Son muy caros. El paquetico de polvo subió de 65 pesos a 140, y la botella de alcohol que costaba 60 pesos en la calle, ahora vale 120. Es un alcohol de baja calidad, no es el ideal para esto, y a veces no lo encuentro”, dice Abel, un limpiabotas del reparto Zayas.
La tendencia actual es calzar zapatillas o tenis; sin embargo, todavía se usa el calzado de piel, principalmente los adultos y los trabajadores que visten uniforme. “También he limpiado zapatos de jóvenes, sobre todo los que van a una boda o una fiesta de quince”, afirma Abel.
La clientela de Abel es grande. Varios esperan pacientemente para ser atendidos. “Siempre vengo aquí, porque este limpiabotas trabaja con calidad”, comenta un señor a CubaNet.
Otro hombre en la cola confiesa que sus zapatos hace días estaban sucios. “No encontraba ningún limpiabotas. Pasaba casualmente por aquí, vi a este que limpia bien y aquí estoy esperando mi turno”, dice.
Quitar la suciedad de los zapatos con un paño húmedo, pasar la tinta, aplicar el betún de color y después el neutral, dar cepillo y por último pasar el paño hasta que brillen los zapatos, es la rutina diaria de Abel.
La calidad de los productos, el esmero y la experiencia son fundamentales. Los clientes también valoran su carisma y sus consejos. “Cuando los zapatos se te mojen por la lluvia o por otra causa debes limpiarlos. La humedad los deteriora”, le dice a un hombre que al parecer es la primera vez que se sienta en el sillón de Abel. “La piel del zapato es corrugada y es muy difícil que brille”, le comenta a otro.
Los zapatos deben lustrarse después de cada uso. La limpieza también los protege de la humedad y les alarga la vida útil. Es recomendable limpiarlos una vez a la semana para que se conserven, y la calidad de los productos es fundamental. Tales son algunos de los consejos que Abel ofrece a sus clientes.
“Todo lo que yo uso, incluyendo el betún, se lo compro a un fabricante privado. Nada de lo que vende el Estado tiene calidad. Del Estado no quiero saber nada. El que compra el betún de la tienda no sabe que tiene mala calidad. Después se percata, pero ya es tarde. Yo le digo a la gente que no lo compren porque no da brillo y daña al zapato”, asegura Abel.
Visita a una fábrica privada de betún
Una de las fábricas privadas que elabora betún le abrió las puertas a CubaNet. “En la fórmula se incluye el polvo del yarey de costa que es el que da el brillo. Sin ese polvo no es betún”, asegura el dueño del negocio que prefirió identificarse como Marcelo.
El emprendedor revela que el polvo del yarey de costa se obtiene sacudiendo las hojas de la planta. “Le das un golpe a las hojas y suelta como una espermita blanca brillante que es uno de los componentes principales que se utiliza para fabricar el betún. Ese producto es el que da el brillo al zapato”.
Marcelo afirma que el betún que vende el estado no se fabrica con yarey de costa. “Es un betún que se empegota en el zapato. Tiene mucha grasa. Es como un petróleo”.
Ovidio es uno de los encargados de buscar en la costa norte de la provincia el valioso material. “No es cualquier tipo de yarey. Es uno específico para eso. Están la guana, el yarey normal y el yarey de costa. A este último se le da un golpecito y suelta una escamita blanca que brilla. Ese es el producto que se utiliza para fabricar betún blanco, negro o caoba”, explica el empleado.
El betún que fabrica y vende el Estado no contiene este polvo. Lo elaboran en las llamadas industrias locales que están en la carretera del Mirador de Mayabe. “Con ese betún los zapatos no brillan. Cuando lo untas formas un pegote, porque sencillamente en sus componentes no tiene nada que provoque el brillo”, dice Ovidio.
“Los fabricantes estatales no quieren ir a la costa. Recolectar el producto conlleva una cuota de sacrificio que ellos no quieren pasar. Hay que viajar y ellos no tienen transporte, ni alimentación, ni agua. Además, en la costa hay diente de perro que dificulta el paso, hay mucho sol, guao y otras adversidades que dificultan el trabajo. En definitiva para los trabajadores estatales lo más importante es la cantidad y no la calidad, y además a fin de mes cobrarán lo mismo vayan o no vayan a la costa a buscar el producto. No hay una motivación para fabricar el betún de calidad. El particular siempre busca lo mejor, porque de ello depende su sustento”, añade Ovidio.
Déficit de limpiabotas en Holguín
En el municipio de Holguín, con más de 300 mil habitantes, quedan pocos limpiabotas. Los que ejercen la labor han envejecido y están próximos al retiro por enfermedad o desgaste físico.
“Ya no tengo la misma habilidad. Mis manos no aprietan con fuerza el cepillo o el paño para sacarle el brillo al zapato. Llego a la casa con dolores en los brazos y en la espalda que no me dejan dormir. Otros compañeros míos están en una situación similar”, dice Felipe, un albañil jubilado que desde hace cinco años limpia zapatos.
Los jóvenes no sienten interés en ejercer este oficio. Lo consideran poco apropiado para su edad y para sus intereses. “Es molesto y penoso. Ninguna muchacha se fijará en mí y mis amigos se burlarán”, respondió un estudiante de preuniversitario a una pregunta de CubaNet.
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