HOLGUÍN, Cuba.- “Me tumbaron mi casa y no les importó que yo tuviera un niño chiquito. No les importa si yo como o vivo, no les importa nada. Yo quiero una respuesta de esto”.
El conmovedor video de Yulienni Batista, publicado a inicios de noviembre por el periodista Alberto Arego, inmediatamente se hizo viral en redes sociales. A la joven madre soltera de 23 años, con un hijo de cuatro años, le demolieron la casa que armó con palos y yaguas en el poblado de San Rafael del municipio de Holguín.
Impactado por el reclamo, el cubanoamericano Amaury Almaguer, desde Miami, se comunicó en la ciudad de Holguín con su hermana Annié Cutiño, quien le confirmó la situación precaria de la joven, después de visitarla.
“Busca una casa que se la vamos a regalar”, fue la respuesta inmediata de Almaguer.
Tras varios días de pesquisas, encontraron una en el reparto Santiesteban en 350 000 pesos. “Lo consulté con Amaury y me dijo: cómprala”, recuerda Annié.
Conmovido por la situación de la beneficiada, el dueño de la casa rebajó 30 000 pesos y finalmente, el 10 de noviembre, se las vendió en 320 000.
“Amaury me mandó el dinero. También le compramos a Yulienni y a su hijo una cama, un juego de comedor, un televisor, una neverita y una cocina eléctrica”, detalla Annié.
Fuera del país varias personas se acercaron a Amaury y contribuyeron con ropa, zapatos y comida enlatada. “Y cuando todo estaba listo, la mandamos a buscar y le dimos la sorpresa con la casita acomodadita”, dice Annié.
Tras el emotivo recibimiento, la joven madre expresó su gratitud, en especial “a Amaury y a su familia por ayudarme a mí y a mi niño. Nunca pensé recibir tanto. Dios les tocó el corazón”, dijo la joven, visiblemente emocionada.
Hasta ese momento, Yulienni vivía en extrema pobreza con su mamá, el hermano y el padrastro en un pequeño cuartico de piso de tierra, sin privacidad, con dos camas, una mesa y un fogón en el poblado de San Rafael.
Yulienni Batista, graduada de obrero calificado en elaboración de alimentos, siempre ha querido trabajar. “Estoy haciendo gestiones para encontrarle trabajo. Me enteré que en el policlínico Alex Urquiola hay una plaza en la cocina o como auxiliar de limpieza”, dice Annié.
Amaury y su familia regalaron la primera casa en el 2004, beneficiando a una familia de escasos recursos del municipio holguinero Cristino Naranjo cuyo hijo sufrió quemaduras en el esófago tras haber tomado ácido. “Desde entonces, cada vez que Amaury venía nosotros siempre ayudábamos a alguien a cambio de nada”, dice Annié.
A finales de 2017, y sin explicar aún los motivos, el régimen cubano prohibió la entrada de Amaury a Cuba. La injusta medida no le ha impedido a él y a su familia continuar la generosa ayuda a los olvidados por el Gobierno en situación de pobreza. En enero de este año regalaron una vivienda a Claudia, una joven madre desalojada con una niña pequeña en el Pití, un asentamiento poblacional del municipio de Holguín.
“Sin exageración alguna, Amaury ha ayudado a cientos de personas y siempre en el anonimato. En construcción de casa, en pago de deuda de equipos electrométricos, en medicamentos. Aquí en el barrio muchos puedan dar fe”, confiesa Annié.
¿Por qué hay desalojados en Cuba?
El elevado déficit del fondo habitacional en la Isla por ineptitud gubernamental ha obligado por años a los cubanos a construir precarias moradas de las que después son desalojados.
El incumpliendo del Programa de la Vivienda en Holguín está entre los acuciantes e históricos problemas de la provincia. Este año no fue la excepción. Así lo reconoció Julio César Estupiñán Rodríguez, gobernador provincial, durante la rendición de cuentas de su gestión ante el Consejo Provincial.
En una visita al territorio en noviembre, el viceprimer ministro de la República de Cuba, comandante Ramiro Valdés Menéndez, criticó la falta de control, la negligencia y la violación de lo establecido por los directivos y funcionarios del sector. Dificultades que se evidencian en la no correspondencia entre los suministros y la producción local de materiales con la cantidad de células básicas construidas.
“En esas brechas está la posibilidad del desvío de recursos que van a parar a manos inescrupulosas y especuladoras, lo que no solo incide en que no se cumplan los planes de construcción de viviendas, sino también en la calidad de su terminación”, dijo Valdés Menéndez.
Entre las infracciones detectadas por la Contraloría y Fiscalía están la entrega de viviendas declaradas habitables y ya pagadas sin la instalación de los sistemas hidráulicos y eléctricos internos y externos. También detectaron pagos de salarios injustificados por la supuesta construcción de viviendas sin cimentar o sin un previo movimiento de tierra.
Menéndez reconoció que “situaciones como estas, alejadas de toda ética y moral, crean disgustos y molestias en el pueblo”.
Sin embargo, las irregularidades continúan en el sector. En el mercado informal, la bolsa de cemento se comercializa entre 2 500 y 3 000 pesos y la tira de cabilla tiene un precio de 1 500, en un país donde el salario mínimo es de 2100 pesos y el promedio está sobre los 4 000.
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