LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -Está circulando por las librerías cubanas un nuevo texto sobre la vida y la obra del intelectual Jorge Mañach. Se trata del libro Más allá del mito, Jorge Mañach y la Revolución cubana, de los investigadores Rigoberto Segreo Ricardo y Margarita Segura Acosta.
Esta obra forma parte del afán de ciertos medios académicos de la isla por reivindicar la figura del insigne escritor republicano, olvidado completamente por la cultura oficialista durante el último medio siglo. Momentos importantes de esta recuperación lo fueron el ensayo de Jorge Luis Arcos “Jorge Mañach: un pensador polémico”, publicado en 1994 en la Gaceta de Cuba, así como el libro de Duanel Díaz Infante, Mañach o la República, aparecido en el 2003 (es de destacar que ambos autores se hallan hoy en el exilio). Asimismo, no debemos de olvidar la labor del investigador Jorge Domingo, con el ensayo “Mañach el vilipendiado” de 1996, y la conmemoración del centenario de Mañach, en 1998, por un equipo de la Comisión de Cultura de la Arquidiócesis de La Habana, el cual dio a conocer un texto titulado Seis enfoques sobre Mañach.
El libro de Segreo y Segura califica el pensamiento y la obra de Mañach como patrimonios de la nación cubana, y por tanto merecedores de que se interpreten y divulguen en nuestra patria, al menos desde un punto de vista científico. En ese sentido los autores son muy críticos con aquellos escritores que, haciéndole el juego a los capataces de la cultura en la isla, ahondaron el silencio en torno a Mañach, al que tildaron de conservador y reaccionario debido a su no asimilación de la doctrina marxista. En especial se mencionan los casos de Raúl Roa y José Antonio Portuondo. Este último, al evaluar que la biografía de Martí escrita por Mañach— Martí, el Apóstol— colocaba en primer plano la faceta humana del héroe de Dos Ríos en detrimento del carácter de su ideología, cree apreciar una especie de “diversionismo ideológico” en la actitud del biógrafo. Los autores de Más allá del mito… terminan expresando que “es propio de pigmeos mentales anular la obra grande de compatriotas que no siguieron nuestros rumbos ideológicos”.
Tal y como deja entrever el título del libro, buena parte de la obra de Segreo y Segura gira alrededor de la actuación de Mañach a partir de enero de 1959, y quizás sea este el aspecto más cuestionable del texto. Los autores se esfuerzan por encontrar una afinidad ideológica entre Mañach y las autoridades revolucionarias, lo que explicaría el apoyo del escritor a las transformaciones acaecidas en la isla durante los dos primeros años de gobierno castrista. Frente a semejante hipótesis se alza el criterio de quienes opinan que, de todas maneras y con independencia de matices ideológicos, la oposición de Mañach al régimen de Batista lo haría simpatizar con cualquier gobierno que prometiera restaurar la institucionalidad perdida.
Segreo y Segura consideran que sobrevino un “descenso ideológico” en el último peldaño de la vida de Mañach, el comprendido a partir de noviembre de 1960, cuando sale de Cuba y se radica en Puerto Rico. Mas, para nadie es un secreto que ello fue el resultado del rumbo hacia el marxismo-leninismo que seguía la revolución cubana, opuesto por completo a la manera de pensar del ilustre intelectual. Acerca de la breve estancia puertorriqueña de Mañach— falleció apenas siete meses después de arribar a la hermana isla caribeña—, los autores de Más allá del mito… se limitan a referirse a un ciclo de conferencias que Mañach preparó para impartir en varias universidades, y que se publicaron póstumamente en 1970 bajo el título de Teoría de la Frontera. Eran textos que no trataban la realidad cubana, sino trabajos que versaban, en lo fundamental, sobre temas culturales. Sin embargo, Segreo y Segura ignoran artículos como el aparecido en Bohemia Libre (New York, 1961), donde Mañach insiste en la traición de Fidel Castro al implantar un sistema comunista en Cuba.
De todas formas, no hay dudas de que Más allá del mito… clasifica como un libro interesante en las actuales circunstancias que atraviesa nuestra patria. Si solo sirviera para mitigar la rigidez oficialista, ya sería suficiente para considerarla una obra valiosa.