LA HABANA, Cuba.- El 17 de abril de 2011 se abrió una de las puertas de acero de Castle Black y tres exploradores, hermanos de la Guardia Nocturna, salieron a recorrer una zona donde se habían reportado extraños sucesos. Con esa primera e inolvidable escena, la serie Juego de Tronos llegó a una teleaudiencia de 2.2 millones de personas a nivel mundial, a través de la cadena HBO. A medida que avanzaba la temporada de estreno, la serie fue sumando numerosos adeptos al largo camino que duraría ocho años, inspirado en la saga Canción de Hielo y Fuego, del escritor estadounidense George R.R. Martín.
La trama central de la serie —producida por David Benioff y D.B. Weiss— es la violenta lucha entre varias casas nobiliarias por apoderarse del Trono de Hierro y gobernar los Siete Reinos que conforman un continente imaginario llamado Poniente (Westeros). El género épico, el drama y la fantasía medieval marcan el desarrollo de múltiples subtramas que mantienen al espectador en vilo, sorprendiéndolo con desenlaces inesperados, a menudo crueles, sangrientos e injustos, a la vez que los seduce con interesantes personajes y conflictos que evolucionan, complicando la historia cada vez más.
Secretos celosamente guardados, intrigas, conspiraciones, lealtades que cobran vidas, traiciones terribles, magia ancestral y misterios que se van desentrañando a medida que la trama se desarrolla, marcan el vigor narrativo y el dinamismo de la serie, muy elogiada por la prensa especializada que celebró las brillantes actuaciones, los efectos visuales, el guion, el vestuario, las secuencias de batalla y la música. También atrajo críticas desfavorables debido al exceso de escenas de desnudo, contenido sexual explícito y violencia.
Aunque algunos actores de Juego de Tronos ya tenían una trayectoria importante en el cine y la televisión, la mayoría eran rostros desconocidos que alcanzaron la cúspide de la fama con su participación en la serie. Tales son los casos de Emilia Clarke (Daenerys Targaryen), Kit Harington (Jon Snow), Maisie Williams (Arya Stark), Sophie Turner (Sansa Stark) o Gwendoline Christie (Brienne of Tarth). Uno de los principales atractivos de la serie es que no había personaje pequeño. La selección de los actores fue tan cuidadosa que hasta las breves interpretaciones lograron dejar una huella en los televidentes.
A medida que se sucedían las ocho temporadas, Juego de Tronos se convirtió en un show de culto y terminó convertida en una de las series más costosas, taquilleras e idolatradas de todos los tiempos. Su última temporada registró un promedio de 44 millones de espectadores por episodio.
Si bien el final dividió amargamente a los fanáticos, es innegable su impacto en la cultura pop contemporánea y en el modo de hacer televisión. Actualmente HBO prepara la segunda temporada de La Casa del Dragón, precuela de Juego de Tronos que narra la guerra civil que marcó el comienzo de la ruina de la Casa Targaryen.