MIAMI, Estados Unidos. — El 3 de mayo de 1790 el fraile Francisco Antonio de Alegría instaló una cruz de madera en la cima de un cerro ubicado en la parte este en lo que hoy es la ciudad de Holguín. A raíz de ese suceso, el lugar pasó a ser conocido como Loma de la Cruz e inspiró una tradición que todavía se mantiene.
La Loma de la Cruz es un popular destino turístico debido a sus vistas panorámicas y su importancia histórica. La cruz y el mirador se encuentran a 261 metros de altura.
Cada 3 de mayo los holguineros suben a la Loma de la Cruz como parte de una tradición denominada “La Subida a la Loma”. La escalada es una peregrinación religiosa y se cree que trae buena suerte y bendiciones a quienes participan.
Además de la célebre cruz y el mirador, la Loma de la Cruz también cuenta con un pequeño museo dedicado a la historia del cerro y su importancia para la ciudad. En el lugar también hay varios senderos para caminar que conducen a la cumbre, brindando a los visitantes impresionantes vistas de Holguín y el campo circundante.
A principios del siglo XX, por iniciativa de un vecino llamado Oscar Albanés, historiador y padre de la Bibliotecología holguinera, se llevaron a cabo obras de restauración en las laderas, en la base y en la cima.
Los trabajos fueron realizados por el arquitecto Vicente Biosca y concluyeron el 3 de mayo de 1950, día en que se colocó la segunda cruz, pues la primera ya estaba muy deteriorada.
En aquella ocasión, las obras de restauración del lugar fueron financiadas por los pobladores de la villa, los cuales recurrieron a rifas y colectas.
La cruz que se ve hoy en la punta del cerro fue construida con Caguairán, una madera preciosa que abundaba mucho en los bosques de la región de Bariay.
El 21 de septiembre de 2015, durante una de sus visitas a Cuba, el Papa Francisco bendijo a la ciudad desde la Loma de la Cruz en lo que constituyó la última parada de su recorrido por esa ciudad del oriente cubano.