MIAMI, Estados Unidos. — El 20 de junio de 1963, en el contexto de la Guerra Fría y poco después de resuelta la conocida Crisis de los Misiles (octubre de 1962), fue creada una línea de comunicación directa entre Estados Unidos y Rusia para evitar volver a poner al mundo al borde de una guerra nuclear. Así surgió el mítico “teléfono rojo”, que en realidad no era rojo ni teléfono, sino una vía de diálogo directo por teletipo para situaciones de primera urgencia.
El uso de un teléfono fue rechazado por razones técnicas y políticas. Lo que hubiera sido natural entre gobiernos aliados, fue reemplazado por el télex para despachar con el enemigo en medio de una crisis, con el fin de salvar malentendidos e improvisaciones.
En un principio, para evitar que las traducciones se salieran de contexto, se estableció una primera fase de comunicación escrita, redactada por los emisores en su lengua y traducida a los receptores en la suya. Esta línea de comunicación por cable utilizó una ruta desde Washington D.C hasta Moscú, atravesando cuatro capitales europeas.
La línea ha sido actualizada en varios momentos, conforme al desarrollo tecnológico. En 1971 se agregaron dos canales de comunicación vía satélite y en 1983 se aprobó el uso del fax, aunque no fue implementado hasta dos años más tarde.
Después de la Crisis de Octubre, el sistema de comunicaciones que pasó a la historia como “teléfono rojo” ha sido empleado en contextos bélicos —casi todos en Medio Oriente— que pudieron tener un desenlace fatal para la humanidad: la Guerra de los Seis Días (1967), la Guerra indo-pakistaní (1971), la Guerra de Yom Kippur (1973) y la invasión de Afganistán por la antigua Unión Soviética (1978-1992).
Ese método de comunicación, que evitó escaladas guerreristas en el pasado, ha sido adoptado por varios países. Se conoce que en la actualidad líneas similares permanecen abiertas entre Estados Unidos y China, o India y Pakistán. Se rumora, incluso, que con la invasión de Rusia a Ucrania, el “teléfono rojo” no para de sonar.