LA HABANA, Cuba.- La llamada Edad de Oro del cine de Hollywood (1920-1960 aproximadamente) tuvo rostros inolvidables, actores y actrices de un talento, glamour y belleza extraordinarios. Rita Hayworth, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Clark Gable, Gregory Peck, Rock Hudson y otros, conforman una nutrida lista que generaciones de cubanos conocen muy bien, pues pudieron disfrutar de casi todas sus películas.
El nombre de Errol Flynn es particularmente recordado por sus roles de galán y héroe romántico en filmes de aventuras, pero también por su singular apostura, su gracia varonil y su sonrisa.
Nacido el 20 de junio de 1909 en Australia, tuvo una adolescencia difícil debido a su carácter inquieto y rebelde, que le acarreó la expulsión de varios colegios. No obstante, logró concluir una esmerada educación en Londres y París, donde destacó en varios deportes y también en el teatro.
Ocasionalmente escribía crónicas de viaje y algún guion. Practicaba boxeo, deporte en el cual alcanzó un gran nivel que lo llevó a conquistar la Copa Davis Junior y competir, representando a Australia, en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, 1928.
Errol Flynn regresó a Inglaterra luego de varios años como trotamundos, enrolándose en diversos empleos para subsistir, desde periodista, pescador y friegaplatos, hasta buscador de oro en Nueva Guinea. Habiendo fracasado en el objetivo de hacerse rico de la noche a la mañana, de aquellos viajes conservó la experiencia y el sentido de la aventura, que le serían sumamente útiles durante su carrera en el cine.
Asumió con seriedad sus estudios de interpretación y actuó en varias obras de teatro hasta que fue fichado por un cazatalentos de la compañía Warner Bros. Su atractivo físico y su personalidad le abrieron de inmediato las puertas de Hollywood.
En 1935 se estrenó con el rol protagónico del filme El Capitán Blood. Un año después le siguió La carga de la Brigada Ligera y, finalmente, en 1938, la película que lo haría famoso en todo el mundo: Robin de los Bosques.
Flynn jamás utilizaba dobles en sus películas. Cada una de las escenas de acción, incluso las más peligrosas, corrieron por su cuenta, algo que solía echarle en cara a otros colegas y a los magnates de Hollywood.
Indomable, desvergonzado y siempre sediento de aventuras, a la par que cultivaba su carrera cinematográfica trabajó como corresponsal en la Guerra Civil Española. Su actitud insolente y conflictiva lo convirtió en un compañero difícil para los demás actores, y su natural encanto de Casanova le acarreó incontables broncas por asuntos de falda.
Solo la serenidad y el profesionalismo de la actriz Olivia de Havilland conseguían aplacar el desbordado carácter de Flynn. Trabajaron juntos en siete películas, que no fueron suficientes para que la actriz cediera ante sus galanteos.
Una vida llena de excesos le pasó factura al controvertido actor, que experimentó con las drogas, el sexo, la velocidad e incluso la militancia de izquierda. Se declaró admirador de Fidel Castro y, según se dice, filmó varios documentales sobre la naciente Revolución Cubana.
No tuvo tiempo, sin embargo, de convertirse en otro activista de Hollywood a favor del caudillo. Errol Flynn murió de un infarto en octubre de 1959, dejando atrás una carrera cinematográfica breve, pero intensa.