LA HABANA, Cuba. — Como mismo ocurre a diario con el parte meteorológico, en el Noticiero Nacional de Televisión están haciendo un pronóstico de los apagones que pueden ocurrir en las próximas 24 horas. Pero no es de fiar. Es otra trampa engañabobos para esos incautos que todavía creen que al régimen le queda vergüenza, consideración y piedad para los cubanos.
Ese pronóstico de los apagones se inscribe en esa “transparencia” que quieren simular los dirigentes del régimen y sus voceros de los medios oficiales ahora que les ha dado por dar explicaciones justificativas a la población sobre los muchísimos problemas que la afectan. Pero no es más que pura palabrería, como todo lo demás.
Según explica cada día en la televisión Lázaro Guerra, especialista de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), si hay alguna afectación en los servicios, no es por falta de combustible, sino por la explosión de una caldera, el agrietamiento de una pared o trabajos de mantenimiento en alguna termoeléctrica. Pero también puede ser por la caída de un rayo, por un aura tiñosa electrocutada, la roedura de una rata en un cable soterrado, el polvo del Sahara o los vientos monzónicos del sudeste de Asia, que con el cambio climático se están haciendo sentir en el Caribe. El apagón puede deberse a cualquier cosa, pero nunca a la falta de combustible.
Los prolongados apagones (a veces de cuatro, cinco horas y más), por las causas que sean, están muy por encima de los estimados que hacen Lázaro Guerra y el periodista del NTV que le sirve de secuaz, Bernardo Espinosa, que vienen a ser una especie de brigada de respuesta rápida antiapagones.
Además, existe una modalidad en la afectación del servicio que es peor que los propios apagones: el sube y baja del voltaje y los miniapagones intermitentes que duran solo minutos, los suficientes para provocar las numerosas roturas de refrigeradores, televisores y computadoras que están ocurriendo.
Si en la novela Las intermitencias de la muerte, de José Saramago, la ausencia de la Parca generó un caos nacional, tanto los apagones largos como la intermitencia de los miniapagones están llevándonos a los cubanos a la desesperación y la locura, máxime con estas elevadas temperaturas. Basta escuchar, cuando se va la luz de madrugada, los llantos de los bebés y las quejas de la gente abanicándose en balcones, portales y azoteas.
No esperamos que el régimen resuelva el problema de las termoeléctricas y los apagones, como promete. Sabemos por experiencia que cada vez que dicen que van a resolver un problema, lo que hacen es agravarlo.
Hay que pedirle a la Unión Nacional Eléctrica, la dirección del NTV, al iluminado especialista Lázaro Guerra y al incandescente periodista Bernardo Espinosa que, por favor, no abusen de nuestra paciencia: bajen el voltaje de la manipulación y la mentira y aumenten un poco los amperes de sinceridad.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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