LA HABANA, Cuba. – Los dirigentes cubanos hablan de un país próspero para deslumbrar y atraer inversiones extranjeras que los afiancen en el poder con total desprecio por las crecientes calamidades impuestas al pueblo. En ese ambiente promisorio transcurren la Feria Internacional de La Habana FIHAV 2023 y los recorridos por la Zona Económica de Desarrollo del Mariel (ZEDM), como en años anteriores, pero con la novedad de la participación de las mipymes y algunos empresarios cubanos residentes en el exterior.
Los gobernantes cubanos ofrecen cientos de oportunidades a los inversionistas extranjeros en un país paupérrimo, sin alimentos de primera necesidad ni liquidez, con un mercado interno sin oferta, prolongados apagones por inestabilidad en la adquisición de combustible para la generación eléctrica y cientos de restricciones impuestas por el embargo de Estados Unidos.
Todo esto ocurre mientras disminuyen todos los renglones de la canasta básica, racionada desde hace 60 años; descienden las compras de pollo a Estados Unidos; el peso se devalúa y escasea el papel moneda para las operaciones bancarias y cotidianas de la población; la inflación crece desbocada; la obsolescencia y la carencia de materias primas impiden la producción; las empresas estatales funcionan con pérdidas e insuficiente fuerza de trabajo.
La producción de la agricultura continúa decreciendo, con profundas incidencias en el arroz, los huevos, la carne de cerdo y la leche, debido a los recortes en los fertilizantes, herbicidas, la carencia de estímulos e impago a los productores, altos salarios de la fuerza de trabajo y el uso de tracción animal. Las medidas de la Tarea Ordenamiento lanzada el 1 de enero de 2021 continúan imponiéndose con arengas de los principales directivos del Gobierno y el Partido Comunista, con nefastos resultados.
Entre el caos existente, ha resultado muy impactante el retroceso de la provincia Ciego de Ávila, aún con 10 empresas con pérdidas de las 21 reportadas en 2022. El caso muy sorprendente ha sido la otrora muy exitosa empresa Agroindustrial Ceballos, primera en obtener permiso para exportación directa en 2018 y que procuró hacerlo desde el aeropuerto de un cayo cercano para abaratar los costos. Entre los problemas enfrentados está que la empresa no puede utilizar la tasa cambiaria de 100 USD x 120 CUP, sino la de 100 USD x 24 CUP, y la imposibilidad de exportación de 100 contenedores de carbón “trabados” en el puerto del Mariel.
También una muestra de la crítica situación existente en toda Cuba es la provincia de Sancti Spíritus, donde la empresa arrocera Sur del Jíbaro, la segunda mayor productora de Cuba, que llegó a obtener ocho toneladas del grano por hectárea y que actualmente solo logra dos toneladas, debido a la carencia general de insumos, herbicidas, pesticidas y combustible para la maquinaria.
Para 2024 se prevé un año igual por la mala siembra de octubre. Lo que se produce brota más de la voluntad que de los recursos y es a puro gasto del productor. Tampoco las medidas diseñadas para estimular las producciones han logrado aumentar los envíos de comida hacia las tarimas, según expresó Juan José Nazco González, delegado de la Agricultura de Sancti Spíritus, al periódico Escambray.
Más de 600.000 toneladas de arroz se requieren para cubrir la canasta familiar normada y el consumo social, de las cuales dos terceras partes se importan. En 2018 se llegó a 304.000 toneladas, pero en 2019, con 246.700 toneladas, comenzó la caída de la producción. Los planes para 2023 solo llegan a alrededor del 40% de lo previsto. Debían sembrarse 140.000 hectáreas, y solo se cuentan con 68.000 hectáreas.
Estos ejemplos ilustran la situación existente en toda Cuba, sin que se vislumbre la apertura a los campesinos y a las empresas estatales y privadas. Mientras, se ofrecen villas y castillas a los rusos y quién sabe a qué otros extranjeros.
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