AREQUIPA, Perú.- Existen expresiones del costumbrismo cubano que han quedado grabadas en el dialecto y la cotidianidad de la Isla. Frases que trascienden el momento en que fueron concebidas para ser protagonistas de cualquier circunstancia y del bagaje de millones de hablantes. Por ejemplo, la expresión “a cajas destempladas”, que normalmente se utiliza para señalar algo que se dice o se hace sin recatos ni tapujos, tiene su origen en el garrote, una máquina de ejecución que estuvo en uso en Cuba durante un siglo a partir de 1832.
La palabra “caja” se refiere a un tambor que anunciaba la ceremonia mortal y era de parche flojo, destemplado, no tirante.
Los humoristas, artistas y compositores musicales, como figuras populares, tienen la capacidad de crear frases y expresiones que perduran en el tiempo.
En este caso, el estribillo “toma chocolate” de un chachachá popularizado por la orquesta Aragón se ha convertido en una expresión proverbial utilizada para recordar a alguien el pago de una deuda o el cumplimiento de una promesa.
Asimismo, la palabra “guataca”, empleada como sinónimo de adulador, fue introducida por el dibujante y pintor Eduardo Abela durante la dictadura de Gerardo Machado. En la misma época, Abela también popularizó la expresión “guayaba” como equivalente de mentira o patraña.
Más recientemente, también los artistas urbanos de la Isla han popularizado vocablos muy manejados. Al respecto, el famoso “bajanda” denota la acción de irse de algún sitio o mostrarse displicente.
Diferentes colectivos en Cuba que dejan impronta en el lenguaje popular a través de su particular forma de expresarse, como es el caso de la cultura campesina, de donde han surgido apelativos como “nagüe”, que se utiliza indistintamente en referencia a personas que vienen del campo o de las provincias más orientales de la Isla.
Por su parte, la comunidad LGBTI cubana también ha sido una fuente de locuciones que se han viralizado en el arte y el habla del cubano en general. Mucho antes que el reguetón musicalizara la exclamación “¡Dura Magaly!”, ya el colectivo queer del país la utilizaba con ingenio para elogiar.
Lo mismo sucede con frases como “lo más grande” para conferir superioridad y estatus a algo o alguien; y las distintas conjugaciones del verbo “cerrar”, utilizadas coloquialmente en aquellos que impactan, impresionan o transgreden límites. En la miríada de la jerga cubana destacan también “la caña a tres trozos”, aquella de “la culpa de todo la tiene el totí”, o la frase que habla de “cambiar la chiva por la vaca” para significar un negocio desventajoso. Todas estas contribuciones lingüísticas que demuestran cómo la creatividad con el idioma puede inmiscuirse en las vivencias más inmediatas y diarias de la vida de la gente.
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