MÉRIDA, México -. En las últimas décadas –y más particularmente en los últimos años– las madres cubanas han estado en la vanguardia de la resistencia a los embates del poder totalitario. La fuerza de sus reclamos, la potencia de su valentía –como parte de su pertenencia a una tradición histórica de la rebelión ante la injusticia– son la prueba ejemplar del despertar de un pueblo, dejan espacio a la esperanza del final del castrismo. Cuando pocos se han atrevido a hablar ante la ignominia de la represión, cuando el miedo ha enmudecido a la mayoría, la voz de las madres cubanas nos muestra el camino de una articulación colectiva que conduzca a una democracia futura, a un país que incluya a todos sus hijos. Las madres cubanas son ahora mismo la piedra en el zapato de la dictadura, te invitamos en su día a conocer a algunas de sus historias.
Damas de Blanco
Sin la valentía de este colectivo pionero de madres, Premio Sájarov a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo en 2005, es imposible entender la emergencia del movimiento de protestas contra el régimen cubano de los últimos años, el estallido social del 11 de julio de 2021, o la frecuencia y masividad del reclamo en las calles.
Dirigido en principio por la difunta Laura Pollán, una de las más notables figuras históricas de la oposición cubana, y tras su muerta llena de dudas, por Berta Soler, el colectivo de las Damas de Blanco, fundado tras la Primavera Negra de 2003, encabezó el reclamo de libertad por los presos políticos.
Dolia Leal Francisco, Julia Núñez, Alejandrina García de la Riva, Gloria Amaya González, Milka Maria Peña, Melba Santana Ariz, Clara Lourdes Prieto, Yolanda Vera Nerey y Gisela Sánchez Verdecia son otras de las Damas de Blanco más conocidas.
Las madres Damas de Blanco han puesto su cuerpo a la represión, sus salidas dominicales al espacio público, en un momento en que eran las únicas que se atrevían a hacerlo, fueron objeto del ensañamiento de las fuerzas represivas del régimen. Muchas han sufrido frecuentes detenciones arbitrarias y otras se han convertido ellas mismas en prisioneras políticas.
Aymara Nieto y las madres en la prisión política
Madre de dos niñas pequeñas y una mayor de la que también tiene nietos, la Dama de Blanco y presa política Aymara Nieto personifica la falta de escrúpulos con que la dictadura ha intentado acallar la voz de las madres que le han plantado cara.
En febrero de 2022, el régimen condenó a cinco años y cuatro meses de privación de libertad a la dama de blanco y activista de la UNPACU, quien se encuentra cumpliendo prisión política desde 2018.
La situación de Aymara ha sido denunciada por el Grupo de Trabajo para la Detención Arbitraria de Naciones Unidas, el cual dictaminó que su detención y privación de libertad son rotundamente arbitrarias y solicitó al régimen cubano su liberación inmediata.
“Mis niñas y mi familia están muy felices aunque sea por tres días que voy a estar aquí, pero cuando ya saben que tengo que entrar a la prisión es muy triste, tener que separarse de nuevo es muy duro para todos”, confesó en diciembre pasado tras salir de pase.
Las madres del 11J
Bárbara Farrat, Marta Perdomo o Migdalia Gutiérrez son algunos de los rostros que han ocupado el espacio público o virtual para exigir la libertad de sus hijos, manifestantes del estallido social del 11J. De mujeres anónimas a activistas políticas: el trayecto de estas madres da cuenta de la complejidad del entramado social cubano.
Algunas han logrado tener ya a sus hijos consigo, otras perseveran en sus reclamos.
El pasado jueves, por ejemplo, Migdalia Gutiérrez, madre del preso político del 11J Brusnelvis Cabrera Gutiérrez, se plantó ante a la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del MININT en La Habana para pedir el cumplimiento de los derechos de su hijo.
Migdalia exigía un cambio de sentencia para su hijo cuando fue amenazada por un oficial.
“Sigo acusando a la seguridad del estado que está detrás de todas estas violaciones con nuestros hijos presos políticos y doy a conocer también que sigo plantada en mi casa y las puertas están abiertas para todo el que se identifique con la causa de mi hijo y de los presos políticos”, declaró esta madre.
Amelia Calzadilla y las madres en directo
En 2023, la catarsis de la joven madre habanera Amelia Calzadilla, quién le cantó las cuarenta al poder, sacudió y enalteció a la sociedad cubana, que inundó las redes con mensajes de apoyo a su discurso. Su caso es el más paradigmático de una serie de madres que en monólogo frente a la cámara del móvil han hecho vibrar a los cubanos desde las redes sociales.
Tantas madres y padres se identificaron con el grito de desesperación de Amelia que sin proponérselo se convirtió en una celebridad, una especie de heroína que tuvo el valor de denunciar lo que tantos estaban sufriendo.
“Mi mensaje para cualquier otro padre o madre es que no podemos quedarnos indolentes viendo cómo nuestros hijos están sufriendo por culpa de otros. No puedo tolerarlo, aguantarlo. No lo concibo porque mis lealtades están del lado de mis hijos. Ningún sistema o líder puede estar por encima de mi amor hacia ellos”, contaba Calzadilla en una entrevista a la periodista Claudia Padrón Cueto.
A un año de su famosa directa, y ante la represión que vino con su notoriedad, Calzadilla y su familia emprendieron el camino del exilio.
Madres en las redes: en solidaridad colectiva y contra la escasez
Los grupos de Facebook o Telegram de madres cubanas se han popularizado en los últimos tiempos. Su función de foro de articulación de reclamos y debate de miles de madres cubanas han permitido conocer y cristalizar demandas colectivas. Han sido un lugar también para canalizar la ayuda del grupo hacia las más necesitadas. Supone, además el escalón previo antes de la ocupación del espacio público,
Ejemplo de ello sucedió en 2021, cuando cientos de madres cubanas lanzaron en redes sociales el hashtag #LecheParaLosNiñosCubanos ante la grave crisis que se vivía en la isla para comprar leche.
La iniciativa surgió en grupos de Facebook en los que, desesperadas, las madres volcaron su frustración.
“Mi niño de cuatro años anoche era la 1:00 a.m. y estaba llorando por la leche. Mira que traté de engañarlo, pero nada, él quería su leche. Me partió el corazón”; “Por favor, necesito comprar leche… mi hijo se va sin desayunar”; “Busco aunque sea un paquete de leche para mi hijo. Gracias”, son algunos de los mensajes que aparecieron en redes sociales.
Madres de Maisí
En noviembre de 2023, un grupo de madres en Maisí, provincia de Guantánamo, al oriente de Cuba, desesperadas por la escasez se lanzaron a la calle a protestar. Sus imágenes de desesperación y valentía se convirtieron en icónicas.
Las cubanas salieron a la calle junto a sus hijos, bloquearon una carretera con tanques de agua vacíos) y permanecieron paradas en la avenida con el objetivo de impedir el paso de vehículos.
Entre gritos de “Patria y Vida” y “esto es un abuso social” el acto de protesta fue coartado por los agentes de la dictadura.
En medio del enfrentamiento, una de las madres que filmaba la protesta enfrentó a los represores y lo acusó de ser “una banda de corruptos” y “mojar a una de sus hijas asmáticas”.
“Me dijeron que si subía más videos de la protesta, ellos iban a publicar cosas sobre mí. Me recalcaron que estaba cometiendo un delito y podía ir presa. Además que estaban vigilándome para si hacía algo, meterme a la cárcel, y que mis niños irían para la Casa de la Patria (un hogar de acogida)”, contaba a CubaNet días después Yadiuska Domínguez, una de las madres que ganó notoriedad ese día, sobre las amenazas del régimen.
Madres plantadas en la calle, los ministerios y hasta en la casa de Díaz-Canel
Plantadas en las calles, en los ministerios y las instituciones, o hasta en la casa de Díaz-Canel, las madres cubanas perdieron el miedo y han salido a pedirle cuentas a los ineficientes e indolentes funcionarios públicos. Sus historias mientras esto se lee.
A finales de abril, varias madres cubanas protestaron nada más y nada menos que frente a la casa del gobernante Miguel Díaz-Canel, en La Habana.
Nidia Noriega Rodríguez, una de estas valientes, denunció esta semana que las autoridades las amenazaron para que “cojan miedo”, pero que ellas no están haciendo nada malo, solo reclamando sus derechos.
Ella, que vive en albergues desde hace más de 15 años, y el resto de las mujeres, denuncian que los salarios que paga el Estado no alcanzan ni para comprar un par de zapatos, mucho menos para la comida del mes de toda la familia.
Otro ejemplo, en octubre de 2022, una madre cubana con un hijo enfermo se plantó con sus pertenencias en una calle de La Habana Vieja y fue reprimida por la policía.
La madre gritó que su hijo estaba enfermo y que ella estaba durmiendo en el piso. También señaló que no gritaría consignas antigubernamentales como “Patria y vida” para no darle un trasfondo político a la difícil situación que enfrenta.
“No voy a gritar Patria y vida para que después no digan. La desesperación me llevó a esto. Yo estoy puesta”, dijo la mujer, visiblemente enojada.
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