LA HABANA, Cuba.- Un hecho poco conocido es que el célebre cantautor canadiense Leonard Cohen estuvo en Cuba. Solo que en 1961, cuando vino, aún no era cantante —su primer disco, Songs of Leonard Cohen, lo grabó en 1967— ni famoso.
En 1961, Cohen era un poeta de 27 años que había publicado en 1956 su primer libro, el poemario Let us compare mythologies y estaba a punto de publicar el segundo, The spice-box of earth.
Cohen, ansioso de aventuras y con veleidades socialistas, se sentía deslumbrado por la revolución de Fidel Castro. Además, luego de leer lo que Federico García Lorca, su poeta favorito, había escrito sobre Cuba tras su estancia de dos meses en 1930, Cohen estaba deseoso por conocer la isla caribeña.
De nada sirvieron las advertencias de que, debido a las tensiones entre Estados Unidos y el régimen de Fidel Castro, era un mal momento para viajar a Cuba. Por el contrario, la posibilidad de que hubiese un conflicto bélico estimuló en Cohen el deseo de viajar.
El 30 de marzo de 1961, Cohen voló de Montreal a Miami y de allí a La Habana.
Alojado en el Hotel Siboney y asiduo de La Bodeguita del Medio, Cohen, en un derroche de esnobismo revolucionario, andaba por la Habana Vieja exhibiendo la barba a lo Fidel Castro que se había dejado crecer, vistiendo un atuendo similar al de los milicianos (boina y pantalón verde olivo y camisa kaki) y llevando siempre en el bolsillo una libreta de anotaciones.
No tardaría mucho Cohen en lamentar su viaje de turismo revolucionario. La Cuba que encontró, militarizada, preparándose para la guerra (se hablaba de la inminencia de una invasión) y donde ya se hacía sentir el deterioro y la escasez, era muy distinta de la descrita por Lorca.
Cuando viajó a Varadero, Cohen fue arrestado por una patrulla de soldados a quienes se les hizo sospechoso aquel miliciano que hablaba en inglés y al que tomaron por un espía norteamericano. Pero Cohen logró convencerlos de que no era norteamericano sino canadiense, socialista y simpatizante de Fidel Castro. Finalmente lo dejaron ir.
El 15 de abril se avivaron las ansias de aventuras de Cohen cuando fueron bombardeados los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, en lo que fue el preludio de la invasión de Bahía de Cochinos.
Dos días después, ya iniciada la invasión, un funcionario de la embajada canadiense fue a buscar a Cohen al hotel y lo llevó a ver al vice-cónsul, quien le comunicó que su madre, que estaba muy alarmada por las noticias que recibía de Cuba, había pedido que lo localizaran y lo ayudaran a retornar a Canadá.
Cohen permaneció en Cuba hasta el 26 de abril. Ese día, en el aeropuerto José Martí, al fin consiguió vivir una aventura.
Cuando estaba en cola en la puerta de partida, fue arrestado. A los funcionarios que registraron su equipaje se les hizo sospechosa una foto que se había hecho con dos milicianos frente al Capitolio Nacional. Como Cohen también vestía de miliciano, pensaron que era un desertor o un espía. Lo llevaron a una oficina, custodiado por un militar. Pero aprovechando un descuido del guardia, escapó y logró abordar el avión.
Cohen confesaría después su desilusión con el régimen de Fidel Castro. Explicó que sus opiniones políticas cambiaban frecuentemente, máxime cuando era joven, y que la atracción que sintió en cierto momento por las ideas comunistas fue pasajera, nunca apasionada, y muy similar a la que sintió por las ideas mesiánicas en la Biblia.
Durante los 26 días que estuvo en Cuba, Leonard Cohen escribió cuatro poemas, y trece años más tarde, en 1974, las experiencias de aquel viaje le inspiraron la canción que irónicamente tituló “Field Commander Cohen”, contenida en el álbum New skin for the old ceremony, y que dio nombre a su gira de 1979.
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