SANTA CLARA, Cuba. – A mediados de los años 50 la popular orquesta Aragón recién estrenaba en su programa en vivo de Radio Progreso la pieza más sonada de su repertorio, un éxito rotundo más allá de las fronteras de la Isla, que llegaría hasta los escenarios neoyorquinos en la voz de Nat King Cole. Al escuchar el tema por primera vez, el destacado violinista y director de la agrupación Rafael Lay había sentenciado de lleno en conversaciones con su compositor Ricardo (Richard) Egües: “Compadre, esto va a ser un palo“.
El tema El Bodeguero, grabado por primera vez en noviembre de 1955, en los estudios de la emisora CMQ, para la firma RCA Victor, se convertiría en uno de los chachachás más internacionalizados de la historia de este género debido, en gran parte, a su archiconocido estribillo de “toma chocolate, paga lo que debes”.
Sin embargo, curiosamente, esta coda añadida a la letra no guarda mucha relación con las anteriores estrofas. La canción El bodeguero describe una escena en la que el encargado de estas pequeñas tiendas de comestibles, muy frecuentadas en aquella época, se muestra complaciente, servidor y contento debido al nuevo ritmo de moda (el chachachá). “La frase es usada simplemente por el sonido sincopado de las palabras, pero no tiene nada que ver con los versos que vinieron antes”, asegura el excolumnista de Los Angeles Times y crítico de música latina Agustin Gurza.
Las bodegas eran establecimientos que funcionaban como centros sociales en los que los vecinos solían reunirse e intercambiar historias. El propio Egües sitúa la referencia en la ciudad de Santa Clara, antigua provincia de Las Villas, donde residió a finales de los años 40 del pasado siglo y donde mantenía a la par de la música su negocio de reparación y afinación de pianos. Según contó en varias entrevistas, le dedicó el tema a un amigo bodeguero: “Nunca pensé que fuera a tener tanto éxito. Yo hice casi todos los arreglos de la Aragón, pero ninguno pegó como este”, confesó en una oportunidad a La Jornada.
Por varios relatos de músicos que descollaban en el escenario musical santaclareño en la década del 40, se conoce que el nombre del mencionado bodeguero era Carlos Franco, quien administraba este establecimiento situado en las calles Unión y Estrada Palma. Las fuentes concuerdan en que era un punto de reunión diario de trovadores y músicos que allí descargaban mientras bebían del aguardiente gratis proporcionado por su dueño, quien se especula “colaboró” en cierto modo con la letra de la canción. No obstante, no existen declaraciones expresas de Richard Egües al respecto ni referencias musicológicas que atestigüen lo anterior.
El “toma chocolate” no guarda relación alguna con la venta de esta bebida en la bodega de Franco y sí con una frase usada en el argot de la época para referirse a “pedir dinero y no devolverlo” o “comprar y no terminar de pagar”. Resulta que el popular estribillo parte de anécdotas que involucran al legendario trompetista, compositor, y arreglista cubano Alfredo “Chocolate” Armenteros, también natural de Villa Clara y que falleció en 2016 a los 87 años de edad en la ciudad de Nueva York, donde residió gran parte de su vida. El bautizado como “El Louis Armstrong latino” obtuvo el epíteto de “Chocolate” por una confusión de una fanática colombiana que lo creyó el boxeador Kid Chocolate, tal vez porque compartían el primer apellido.
En su libro Elige tú, que canto yo, el investigador Leonardo Acosta cuenta que Chocolate había sido contratado por la banda cubano neoyorkina de Machito and the afrocubans, pero “tenía algunas deudas”, sobre todo una de 300 pesos al cobrador de la tienda Atlas, conocida como la sastrería de los músicos.
El propietario de este bazar de costura “logró impedir que Chocolate saliera de Cuba sin pagarle”, refiere Acosta. La anécdota se regó como pólvora a modo de chota en el mundo artístico. Y cuentan quienes esto conocieron que de ahí salió la popular frase luego usada por Egües en El bodeguero.
Varias fuentes aseveran que el flautista insigne de la Aragón había escuchado el “toma Chocolate, paga lo que debes” en el canturreo callejero de un vendedor de helados del puerto de Casilda (actual provincia de Sancti Spíritus) y, a sabiendas de que se refería a la deuda del popular trompetista, decidió incorporarlo como coro. Y otras fuentes dicen todo lo contrario: que no pensó en la deuda de Armenteros cuando lanzó el estribillo.
Amén de las especulaciones respecto a la frase, lo cierto es que este chachachá captura la esencia de aquellas bodegas expropiadas en la que no faltaban ni “frijoles, papa ni ají”. No en vano, el propio Richard Egües reconoció antes de su fallecimiento en 2006: “Mi número más famoso fue El bodeguero. Es mi mejor composición, (…) la más popular”.
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