LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Si la división política administrativa de 1977 aumentó de 6 a 14 las provincias de Cuba, el reacomodo burocrático de 2011 las eleva a 15, pues reduce a la capital (partida entonces en dos) al entorno citadino, y distribuye los 19 municipios de La Habana entre Artemisa y Mayabeque.
Como en reajustes semejantes las razones de Estado se imponen al desarraigo de millares de habaneros y pinareños, suponemos que crecen las oficinas, las tensiones y expectativas mientras se configuran los límites regionales. Cambian los gentilicios pero no los municipios.
Como ya expusimos la configuración de Mayabeque, integrada por 11 municipios de La Habana, con San José de las Lajas como cabecera; nos referiremos a Artemisa, cuyo rango provincial se debe al corta y pega de tres municipalidades de Pinar del Rio (Bahía Honda, Candelaria y San Cristóbal), mas las ocho restantes de la extinguida Habana: Alquízar, Bauta, Caimito, Guanajay, Güira de Melena, Mariel, San Antonio de los Baños y la propia Artemisa, que fue pinareña hasta 1976, al igual que Guanajay y Mariel.
La nueva Artemisa, mayor municipio en extensión y población de la vieja estructura, deviene la decimotercera provincia del país por su tamaño (4,004.27 km cuadrados), la oncena en población (502,392 habitantes) y la tercera en densidad poblacional, antecedida por la capital y Santiago de Cuba. Limita al sur con el golfo de Batabanó, al este con Ciudad de La Habana y Mayabeque, al oeste con Pinar del Río y al norte con el estrecho de Florida y el golfo de México.
De sus actuales territorios, los más antiguos son Alquízar (1616) y Guanajay (1650), seguidos por San Cristóbal (1743), Bauta (1750), Mariel (1768), San Antonio de los Baños (1775), Güira de Melena y Bahía Honda (1799). Artemisa, fundada en 1810, floreció con el desarrollo del café y la industria azucarera regional. La comarca fue escenario de luchas contra el colonialismo y las dictaduras de Machado, Batista y los hermanos Castro.
Desde el punto de vista geográfico predominan la llanura aluvial en el extremo occidental, dada la presencia de varios ríos, la Sierra del Rosario y los suelos rojos, así como accidentes naturales (cuevas, sumideros, lagunas, costas y tres bahías de bolsa). Entre la bahía del Mariel y la ensenada de Majana encontramos el punto más estrecho de la isla (31 km).
Por sus reservas boscosas, bahías, ríos, embalses y potencial agrícola, ganadero y fabril, la nueva estructura provincial genera expectativas de desarrollo que dependerán de inversiones, iniciativas y libertades imprescindibles para modernizar la industria (cemento, termoeléctrica, textilera, implementos agrícolas), conservar las redes de carreteras y ferrocarriles y promover las atracciones turísticas (parque natural Soroa, las Terrazas, hotel Moka).
La cultura del territorio evoca nombres ilustres, como el novelista Cirilo Villaverde (1812-1894), los compositores María Teresa Vera (1895-1965) y Luis Marquetti (1901-1992); el trompetista Arturo Sandoval, el tresero Pancho Amat, los cantantes Polo Montañés (1955-2002) y Alex Puente; el historiador Manuel Isidro Méndez (1882-192), el geógrafo Antonio Núñez Jiménez y el caricaturista Eduardo Abela (1889-1965). La décima de los repentistas campesinos, el humorismo gráfico y otras expresiones del arte y la literatura anidan en la región, en convivencia con centros de enseñanza militar, pedagógicos, deportivos y científicos.
Si todo territorio es una identidad en marcha con elementos urbanos, geográficos y económicos que lo caracterizan y diferencian de los restantes, está por ver si convergen entre si los municipios de La Habana y Pinar del Rio sumados a Artemisa. Los cambios que necesita la nación pueden dinamitar, reducir o potenciar las intenciones político-administrativas diseñadas por la actual burocracia militar que, por supuesto, no entona la vieja tonada: Artemisa, mi pueblo querido; Artemisa, oye mi tumbao.