LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – En el municipio Habana del Este existe una zona prohibida. Es una franja de litoral norte que se extiende desde el caserío El Trébol hasta un poco más allá de Guanabo. Allí, el intento de reparar una vivienda particular, o construir una nueva, sucumbe ante la maraña de restricciones burocráticas. No son pocos los residentes del área que llevan décadas anhelando el título de propiedad de su vivienda.
Si bien el Consejo de Ministros la decretó zona de alta significación turística en 1999, ya era entonces un enclave del caciquismo, igual que las zonas militares, las zonas de alta significación arquitectónica, o los reservorios ecológicos; estos últimos con sus reservados cotos de caza, pesca y veraneo para goce exclusivo de los caciques. Los ministros caen, pero el enclave permanece para disfrute de los nuevos.
En las décadas de los 70, 80 y buena parte de los años 90, la intención de los caciques fue apropiarse de la mayor cantidad de viviendas y solares yermos particulares en la zona. Para desalojar a los propietarios emplearon métodos de presión psicológica y también física. Los residentes en las zonas de Santa María del Mar y Boca Ciega, playas situadas dentro de ese territorio, lo saben.
Primeramente les proponían permutar la propiedad por otra similar fuera del enclave. Después, le complicaban la vida a lo que rechazaban la propuesta. Mudaron a otros sitios las tiendas, las bodegas, y las oficinas donde se pagaba la electricidad, el teléfono, etc. Además, se les restringió a los propietarios el derecho a permutar sus viviendas.
Las sociedades del gobierno con inversionistas extranjeros controlan las pocas instalaciones hoteleras ubicadas en el enclave. Hoy el lugar es una región paralizada, con medio siglo de atraso.
El régimen anterior a la dictadura de los Castro quiso desarrollar un ambicioso proyecto turístico costero que comenzaba en La Habana y terminaba en Matanzas, con hoteles, fondeaderos para yates, clubes. Mientras que el régimen actual se limitó a la construcción de trincheras, refugios para “tiempos de guerra” y campos de tiro.