LA HABANA, Cuba, 22 de abril de 2013, David Canela/ 173.203.82.38.- El pasado viernes 19 de abril se presentó en la tertulia Cine a toda costa, del proyecto cívico Estado de SATS, la premier cubana del documental Ni rojo ni verde: azul, que aborda la historia del festival independiente de música alternativa, Rotilla. Este documental, realizado por las cineastas Sandra Cordero y Hanny Marín, se terminó en el año 2012, y fue presentado ya en Miami, Estados Unidos.
El Festival Rotilla nació en el verano de 1998, como una fiesta de amigos en la Playa. Con el paso de los años, fue creciendo en popularidad, hasta llegar a consolidarse gracias a la ayuda de algunos patrocinadores europeos, y en especial de los organizadores del Festival Exit, que anualmente se inaugura en Serbia. Hasta el año 2010, fue elogiado por los medios de prensa y tolerado por las instituciones culturales de Cuba. Sólo que hubo un problema: era demasiado bueno para ser independiente.
Allí se presentaban artistas y grupos no comerciales, sin censura, y eso no podía ser. Resucitaron entonces los fantasmas de la “parametración” y el “diversionismo ideológico”, para acusar a sus nuevas víctimas de “mercenarios”. El Festival Rotilla 2011 no solamente fue cancelado, sino también le robaron su identidad: el Ministerio de Cultura arregló un espectáculo con orquestas populares, y le llamó Verano en Jibacoa.
Los creadores del Festival Rotilla quisieron protestar la usurpación y el plagio ante las autoridades del Ministerio de Cultura, pero fueron despedidos y maltratados por los funcionarios. Durante meses, fueron víctimas del acoso de la policía. Decidieron hacer una demanda ante los tribunales, pero éstos la consideraron “sin lugar”. Es obvio, ya que la sociedad civil no tiene lugar fuera del Estado, ni existen leyes que se apliquen al gobierno.
El nombre del documental, Ni rojo ni verde: azul, evoca el carácter supuestamente apolítico que tenía el festival: No le interesaba el comunismo (rojo), ni lo comercial (verde, como el dólar); era azul, como la playa y el cielo. Su compromiso era social, con los jóvenes. Y este año la película se envió a la Muestra de Cine Joven ICAIC, pero fue rechazada.
El 26 de agosto del 2011 se realizó un panel en Estado de SATS sobre los proyectos culturales independientes y la censura en Cuba. En él participaron integrantes de los festivales de música Rotilla y Puños Arriba, del grupo Omni-Zona Franca, y de la agenda artística Talento Cubano.
Este viernes, después de la exhibición, se formó un panel con Michel Matos, fundador y director general del Festival Rotilla, y Arturo de la Fe, organizador y asegurador, quienes contaron la historia de este audiovisual y respondieron preguntas del público. La cineasta Sandra Cordero no quiso incorporarse al panel alegando “miedo escénico”, aunque al final se sumó. Algunos quisieron saber cuándo habría un nuevo Festival Rotilla, pero como dijo De la Fe: “el cuartico está igualito”, o sea, el gobierno no ha cambiado, y su política de restricciones está vigente.
Luego del intercambio con el público, se rifaron discos originales del más reciente álbum de Boris Larramendi: La cibertimba y el bárbaro, cuya producción fue posible gracias a la financiación colectiva del sitio web Yagruma. Los que no pudieron ganar un disco original, se llevaron a casa una copia.
Boris Larramendi es un músico cubano que ha formado parte de los grupos Habana Abierta y Habana Blues Band. Vive en España hace más de una década.