LA HABANA, Cuba, 9 de septiembre de 2012, David Canela/ www.cubanet.org.- El proyecto cívico Estado de Sats mostró el pasado viernes, en su sede habitual de Playa, una exposición fotográfica del artista cubano Alberto Maceo, quien reside actualmente en Flensburg, una pequeña ciudad alemana, fronteriza con Dinamarca. La exhibición, titulada De La Habana hasta aquí, incluyó trece retratos a personas comunes y corrientes, de las calles de Alemania, y también a una mujer cubana, que mira al horizonte desde el Malecón habanero. El artista no estuvo presente en la exposición.
Los cubanos tienen una semejanza cultural con esa población germana: en ambas comunidades sus habitantes sueñan despiertos mirando al mar, respirando el mar. Tal vez fue esa la reminiscencia que inspiró a Maceo a buscar en rostros algo de lo cubano: un anhelo distante, un silencio introspectivo. El ojo más agudo pudiera descubrir que son gente de la clase baja, aunque ostentan una cierta dignidad.
Sin embargo, los atributos y actitudes que se revelan en la composición de estas figuras no son suficientes para evocar un perfil psicológico y social definido. La mayoría, ni seduce ni conmueve. Falta sustancia, una proyección infinita. Algunas imágenes parecen fotos de estudio: una expresión, sin temperamento, que se complace en la vanidad de su pose.
Muy pocas logran ser un vehículo que conduzca a otro universo: la mujer cubana, envuelta en su nube de misterio, como si vigilara desde la torre de una fortaleza, el joven guitarrista, que parece imaginar o recordar los versos de una canción, y el hombre sentado en un banco, contemplando un fiordo en la penumbra. En las otras imágenes, es difícil barruntar una historia, una atmósfera, un conflicto.
La calidad de las fotos es innegable, pero les falta carácter, singularidad, y ese prisma de la sugerencia. Es cierto que no todas las fotos pueden ser icónicas, como la de Sharbat Gula, la niña afgana que fue fotografiada en 1984 para la revista National Geografic, pero deben aspirar a esos reflejos del alma, y de la experiencia vital.
Estado de Sats, hacedor de puentes
Como ha declarado alguna vez Antonio Rodiles, el objetivo principal de Estado de SATS es crear un espacio público dentro de la Isla. Si las voces progubernamentales (al menos en apariencia) se excluyen o rechazan la invitación, sea por miedo, conveniencia, o desidia, ya es un asunto personal de cada uno. Pero el espacio está abierto a todos los argumentos, tendencias y posturas, mientras sean defendidos con respeto y racionalidad.
El segundo objetivo ha sido tender puentes de reconocimiento y colaboración de la sociedad civil, algunos de cuyos miembros han sido marginados por su ideología, y por no rendirle culto a un Estado que se erige como ídolo supremo. Éstos, a partir de sus vivencias y sus convicciones (y hay que decirlo también, desde la pobreza y el desamparo), han decidido reivindicar su dignidad, y pagar el precio de su independencia..
Quizás, el objetivo que resume sea el de abrir nuevos horizontes, y entre ellos, el que lleva a sanar, a través de la belleza, y a refinar la sensibilidad de muchas personas, que se han habituado a la marginalidad, la marginación, el golpe y el calabozo. Estado de Sats es un sendero en la maleza, que conduce a la democracia y la reconciliación.