GUANTÁNAMO, Cuba, junio, www.cubanet.org -Este domingo nueve de junio se cumplieron ochenta años del nacimiento del poeta y narrador Rafael Alcides Pérez. Natural de Barrancas, Bayamo, antigua provincia de Oriente, Alcides cursó sus estudios primarios en Bayamo y el bachillerato en Holguín y en un colegio religioso de La Habana. Luego hizo estudios de Química Industrial en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana. Ha colaborado con numerosas revistas cubanas y ha dirigido y escrito programas para la radio.
A principios de la década de los años ochenta, Rafael Alcides era casi un desconocido para la mayoría de los lectores cubanos a pesar de ser uno de los más importantes poetas de la llamada ¨Generación de los 50¨ , de haber publicado poemarios como “Himnos de montaña”, en 1961; “Gitana”, en 1962; “La pata de palo”, en 1967, y haber obtenido mención en el concurso Casa de las Américas con su novela “Contracastro” en 1965. Pero en 1983 apareció su poemario “Agradecido como un perro”, libro que estremeció a quienes entonces nos iniciábamos en el mundo de las letras. No exagero al afirmar que muy pocos libros de poesía, desde 1959 hasta ahora, han provocado tanto revuelo y admiración como ése. No se equivocó quien bajo una foto de Alcides, en la contraportada del libro, consignó una nota donde afirmaba que “Agradecido como un perro” no iba a quedar olvidado.
Así fue y no podía ser de otra forma cuando en medio de tanta poesía mediocre aparecía un poeta que aun conociendo muy bien las reglas del juego se las arreglaba para entregarnos unos versos irreverentes, como los que conforman su extraordinario poema “Discurso al pie de tu dedo gordo”; sumamente ingeniosos como los de “La doble imagen”, o profundísimos como los de “Carné de Identidad”. La habilidosa sugerencia de su estilo, su verdad expuesta sin ambages, pero sobre todo la limpieza y frescura que enhebraban con elegancia todo el poemario convirtieron a Rafael Alcides en un poeta imprescindible, en un verdadero ídolo para aquella generación de jóvenes poetas que aun desconocía que lo principal en la poesía-y en la vida- es no traicionarnos nunca. En 1988 Alcides publicó “Y se mueren, y vuelven, y se mueren”; en 1989 “Noche en el recuerdo” y en 1993 “Nadie”, sus últimos libros de poesía publicados en Cuba según la información que poseo.
Lo conocí a finales de los años ochenta, en un encuentro nacional de talleres literarios realizado en el hotel de Pinar del Río donde él fue como jurado de poesía. Nunca olvidaré que durante uno de los recesos Alcides le preguntó a un joven procedente de Barrancas sobre un río de ese lugar. El joven le respondió que habían hecho una cochiquera cerca del río y que los lugareños habían presentado múltiples quejas ante varias instancias pero que se había determinado dejar ahí la cochiquera. Yo, que escuchaba la conversación, dejé escapar mecánicamente la frase “ganaron los cerdos”. Alcides me miró con amargura y asintiendo dijo: “Es verdad, ganaron los cerdos”. Ese intercambio dio pie a que estableciéramos una conversación en la cual seguramente lo agobié con mis preocupaciones de principiante.
En el año 2005 tuve la suerte de que un sacerdote claretiano español que trabajaba en la diócesis de Guantánamo me regalara varios ejemplares de la revista “Encuentro de la Cultura Cubana”. Uno de ellos, el número 36, comenzaba con un homenaje a Rafael Alcides. Allí fue publicado ese extraordinario poema suyo titulado “Poema de amor por un joven distante”. Gracias a la magnífica entrevista que entonces le realizó Efraín Rodríguez Santana supe que Alcides mantenía inéditas varias novelas y conocí los sinsabores que tuvo que sufrir debido al título y algunos pasajes de su novela “Contracastro” así como lo ocurrido con su novela “El tesoro de los muertos”, desaparecida de la misma UNEAC cuando ya Darío Mora había realizado la portada.
Nunca más, después de aquellos lejanos días de finales de la década de los ochenta he vuelto a ver a Rafael Alcides Pérez, aunque visito constantemente sus poemas, me arropo y amplío con ellos. Al escribir estas líneas me pregunto cuántos de esos escritores a los que dedicó sus textos continuarán visitándolo o llamándolo para compartir siquiera una breve conversación y cuántos de ellos lo felicitarán el día de su cumpleaños (según www.ecured.cu, nació el 9 de junio de 1933). Desconozco dónde está, pues desde hace bastante tiempo nada se ha publicado ni se dice de él en los medios culturales cubanos. Si alguien que lo conozca lee estas palabras que le dedica un desconocido, por favor, que le dé un abrazo en nombre de quienes también creemos que la poesía y la actitud ética de un poeta resultan inseparables, precisamente como Rafael Alcides nos ha enseñado.