CIENFUEGOS, Cuba, 20 de diciembre del 2013, Clemente Álvarez Díaz/ www.cubanet.org.- La conferencia impartida el pasado 17 de diciembre por un funcionario del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el poblado de Guabairo, descubrió el poco interés de las entidades gubernamentales encargadas del control y monitoreo del medio ambiente.
Un “ecologista” nombrado Iván fue duramente cuestionado por la mayoría de las cerca de 250 personas que le escucharon, pues se refirió a la situación medioambiental que afecta al mundo, omitiendo el sensible tema del daño que acarrea a la población de Guabairo la colindante fábrica de cemento Karl Marx.
Reaccionando a las críticas, manifestó que la cuestión ecológica del país es puesta en una balanza, donde se mide lo que es más importante, si la salud de cientos de ciudadanos, o los beneficios que aporta la contaminante industria a la economía nacional.
La cementera Karl Marx fue construida en el área donde ya estaban establecidas varias familias nacidas en el entonces batey de Guabairo. Al ser inaugurada en 1980, se hicieron planes para reubicarles en otra zona; sin embargo, el traslado nunca se concretó. Desde entonces, el poblado ha crecido. Sobrepasa los mil habitantes, y las casas más cercanas a la industria se encuentran a tan sólo 10 metros.
Una vez concluida la conferencia el ponente abrió espacio al debate. El residente Yosbani Rodríguez preguntó a Iván, cuál era la distancia mínima a que debía ubicarse la industria con respecto a la vivienda. Un técnico medioambientalista que acompañaba a Ivá respondió por él: “Dos kilómetros es el mínimo recomendado”.
Otras de las que pidió la palabra fue Lucía Valdés. La mujer no sólo se refirió a la polución, también habló de la contaminación acústica. “Tengo pérdida de la audición, vivo cerca de la estera de la fábrica y el ruido que provocan los rodillos es insoportable”.
La estera atraviesa el poblado en un recorrido de kilómetro y medio. La falta de mantenimiento en los rodillos sobre los que se desplaza la banda de goma emite un chirrido agudo que se escucha a cientos de metros.
En otra parte de su intervención, Lucía Valdés enfatizó: “Hemos ido a la sede del gobierno, nunca nos han dado ningún tipo de solución. Las respuestas que dan no me satisfacen, quiero que busquen la manera de sacarnos de aquí”.
Por su parte, Mileidi Álvarez Díaz recordó que las cosas empeoraron tras la llegada de los inversores extranjeros, que hicieron una importante restructuración tecnológica de la industria. Construyeron un área de secado del polvo de piedra, allí donde comienza la estera. El polvo seco es fácilmente transportado por el viento hasta el interior de las viviendas, en ocasiones, bajo la apariencia de nubes.
“Hicieron un secador, es criminal, sobre todo para los niños que van a la escuela, cuando llueve es grimoso el fango”, dijo.
Elio Rojas Sabina, otro de los convocados al encuentro, también quiso dejar su opinión: “Peor es cuando transportan el perdigón (mineral con alto contenido en hierro), lo pasan de noche por la estera para que no veamos el polvo.
Sabina padece una enfermedad bronco-respiratoria que, según los médicos, es consecuencia de la contaminación que genera la industria.
Se levantó una suerte de acta donde se contempló la identidad de quienes hicieron quejas y la queja en sí misma. Luego, se pidió a los presentes que firmaran el documento si estaban de acuerdo con lo escrito. Los funcionaros del CITMA dijeron que convocarían a una nueva reunión en la que traerían respuestas.