LA HABANA, Cuba.- “Habíamos salido de la discoteca, eran como las tres de la madrugada, ya cada cual iba para su casa, pero cuando estábamos caminando por calle 6ta. y Esquina de los Laureles, dos de las muchachas comienzan a discutir entre ellas; y de pronto aparecieron dos carros patrulleros. Se bajaron dos policías y sin motivo alguno me esposaron”.
Quien narra es Michael Palma Núñez. Los hechos ocurrieron el 4 de marzo en el Reparto Eléctrico, del municipio Arroyo Naranjo. Los autos policiales eran el 009 y el 246. Los demás jóvenes se nombran: Iván de la Torre Carrillo, Anais Valdés Sánchez, Rodolfo Luis Vázquez Cruz, Lilebet Matos Matos y Gisselle Canals Molina.
-Les pregunté, “¿qué pasó?”. Y la respuesta fue darme empujones, golpearme con la tonfa (porra), patearme y meterme la cabeza contra el techo de uno de los carros, a la vez que me preguntaban si quería fajarme (pelear)- dice Palma Núñez.
-Las muchachas, aunque estaban asustadas, comenzaron a protestar, a decir que no tenían que golpearme. De inmediato comenzaron a empujarlas. Giselle cayó al piso y les rociaron (spray) químicos en el rostro. A Iván también lo esposaron. A él y a mí nos metieron a cada uno en un carro.
-Cuando los carros salieron, los demás comenzaron a gritarles que no nos dieran golpes, que eso es un abuso. Entonces, uno de los policías sacó la pistola y empezó a disparar en la dirección donde estaba el grupo, hizo tres o cuatro disparos. Y otro de los policías le gritaba: “Calunga, no. No dispares de frente, tira al aire”.
-Nos llevaron para la Estación del Reparto Capri y allí comenzaron a agredirme nuevamente. Me sacaron del carro cogiéndome por el cuello. Me golpearon desde el parqueo, aunque yo les decía que no me dieran más, hasta que me tiraron en un calabozo. No levantaron acta de detención, aunque sí me requisaron todo lo que llevaba encima, pero de eso tampoco hicieron acta.
-Por la mañana los otros cuatro fueron a preguntar por nosotros, y también los arrestaron. Esa tarde, a todos nos trasladaron para la Décima (estación policial) que está en la Calle Acosta, en la Víbora (barriada). A los tres días soltaron a Rodolfo y a las muchachas; no les “levantaron” causa. Iván y yo estuvimos ocho días detenidos. Primero nos acusaron de “Atentado”, luego cambiaron eso y pusieron que era por “Desacato”, y después dijeron que la acusación era por “Resistencia al Arresto”.
-Cuando me soltaron, no apareció mi Carné de Identidad, ni las llaves de mi casa, ni 12 CUC (la llamada divisa cubana) que tenía en la billetera. Dijeron que no había evidencia de que ellos retuvieran esas cosas.
-Fuimos a la Dirección Nacional de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), planteamos una queja en el departamento de Atención a la Ciudadanía. Nos citaron para el 2 de abril a la Unidad de Patrullas que está situada en Cuatro Caminos, en Centro Habana.
-Cuando pensábamos que nos iban a dar alguna satisfacción, lo que recibimos fue una reprimenda y amenazas de ser sancionados, al mismo tiempo que trataron de justificar la brutalidad policial.
El artículo 58 de la vigente Constitución (1976), establece que:
“La libertad e inviolabilidad de su persona están garantizadas a todos los que residen en el territorio nacional. Nadie puede ser detenido sino en los casos, en la forma y con las garantías que prescriben las leyes. El detenido o preso es inviolable en su integridad personal”.
Pero rara vez ese artículo es respetado; al parecer las llamadas “fuerzas del orden” ni siquiera saben que existe.
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