LA HABANA, Cuba, 4 de mayo (Leonel Alberto Pérez Belette, 173.203.82.38) – El domingo, primero de mayo, poco antes de las 4 de la tarde sonaron los cañonazos como saludo al velero de la Armada de los Estados Unidos Mexicanos, Cuauhtémoc, que enfiló proa hacia la bahía capitalina, para iniciar su tercera visita a Cuba.
Durante los últimos años, se ha hecho habitual el arribo a la isla de buques escuelas provenientes de Venezuela, Rusia y otras naciones, incluidos buques de Gran Bretaña, e Irlanda del Norte.
El Cuauhtémoc, escoltado por dos remolcadores, atravesó la bahía a ritmo de rancheras, y con parte de su tripulación subida a los mástiles, en formación. A babor, las fortalezas coloniales del Morro y La Cabaña, donde las autoridades formaron un pelotón de ceremonia, con una batería de artillería.
A estribor, el pueblo habanero dio la bienvenida masivamente a los marinos mexicanos, algo nunca visto hasta ahora en este tipo de eventos, y acompañó al buque hasta los límites establecidos, en la periferia del muelle de ceremonias de la Marina de Guerra.
Por la parte mexicana, acudieron al recibimiento el embajador, Gabriel Jiménez, y otros funcionarios de esa sede diplomática. Por la parte cubana, el Capitán de Navío Enrique Gómez, junto a varios jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Los cubanos, a quienes unen lazos históricos y culturales con la nación azteca, se veían eufóricos, en contraste con los funcionarios representantes de ambos países, que parecieron tensos. La embarcación permanecerá en el puerto de La Habana hasta el 7 de mayo, y podrá ser visitada por el público.