SANTA CLARA, Cuba. — Carlos Pintado llega a la Feria Internacional del Libro en Santa Clara a presentar su libro Taubenschlag publicado por la Editorial cubana Capiro de esta ciudad del centro de Isla.
Es la primera vez que este autor publica en su país natal. Ya en esta editorial lo había hecho Roberto González Echavarría, y pronto lo hará Sonia Díaz Corrales, ambos pertenecientes a la diáspora literaria cubana.
Carlos radicado en Miami desde hace años, es hoy junto a José Kozer uno de los poetas de la diáspora cubana más reconocido.
Taubenschlag es una antología de poemas de amor que rompe barreras entre dos orillas y una sola patria, Cuba, que se desdibuja, país que no tiene fronteras visibles, que ha levantado un muro de aguas, para bifurcar los caminos a los que, se quedaron, a los que se fueron. Archipiélago letrado que alguna vez incineró por su poesía de amor –o por celos– a José Ángel Buesa una gloria de las letras cubanas de todos los tiempos.
Carlos Pintado, al igual que José Kozer, ha levantado un puñado de paz, como quien tira al viento un surtidor de trigo para que fructifique la mies en campos de amor.
Es Miami, ciudad de casi un millón de cubanos, en Santa Clara, dando vivas por el verso, abriéndole sus puertas a un portador de cordialidad entre dos ciudades que se pueden pensar de una misma manera. Hecho trascendental que se puede volver cotidiano por la magia de la palabra y la buena voluntad de los poetas.
Carlos Pintado viene a demostrarnos que la poesía rompe barreras que la política no ha podido quebrantar por décadas.
Carlos ha publicado los libros La seducción del Minotauro (cuentos, 2006), Los bosques de Mortefontaine (poesía, 2007), Habitación a oscuras (Poesía, 2007), Los nombres de la noche (poesía, 2008), El unicornio y otros poemas (poesía, 2011), y Cuaderno del falso amor impuro (poesía, 2014).
Ha sido Premio Paz de poesía (2014), y Premio Internacional de Poesía Sant Jordi (2006). Sus poemas los han musicalizado agrupaciones en los EEUU.
La presentación del libro de Carlos Pintado en Santa Clara muestra de que el mundo gira, los poderes se mueven, todo puede ser relativo.