LA HABANA, Cuba, mayo (173.203.82.38) – “Juanito, ¿qué te pongo? -preguntó el dependiente de la cafetería al hombre uniformado, con una insignia de CUBATAXI sobre el bolsillo izquierdo de la camisa.
-Dame una cerveza Cristal.
-No hay Cristal fría, pero la Bucanero está sudando -contestó el dependiente junto al refrigerador abierto.
Juanito tomó la lata de Bucanero. Cuesta un dólar en las cafeterías conocidas como Rápido. Allí venden comidas ligeras, dulces, caramelos y cigarrillos. Hay cubanos, como Juanito, que manejan un taxi de la compañía estatal CUBATAXI, que ganan una parte de su salario en dólares.
-Estoy muerto de sueño, sed y cansancio –comenta Juanito al dependiente-. ¿Viste los tres apagones de la madrugada, ni me dormí después del último? ¿Tú sabes lo que es pasarte la madrugada despierto y luego tener que salir a las 6 de la mañana, porque a las siete hay una reunión en la base de taxis para la operación Meteoro contra los ciclones? Un tipo hablando tres horas sobre lo que hay que hacer en caso de desastre.
-¿Cómo?
-Sí, chico, ciclón, terremoto, tsunami, inundación, incendio. Y hay que ir, porque si no voy eso me puede costar el puesto. ¡Compadre, con el sueño que tenía! Porque con el calor que está soplando no se puede dormir sin un ventilador. La ola del tsunami era la del sueño que me inundaba. El terremoto son los Lineamientos del Congreso, y el ciclón es el de los precios de la comida que cada vez suben más.
-¿Y tú has visto lo del agua cada cuatro días? –dijo el dependiente.- En mi casa había siempre, de la mañana a la noche, pero ahora, a bañarse con un cubo y un jarro. –Aquí en Mantilla nos toca lo peor, porque en otras partes, para el Vedado o aquí cerca en la Víbora, tienen agua todo el día.
Sólo hay que salir de la casa para escuchar conversaciones cómo la del taxista y el dependiente. En todas partes, en la guagua, en una cafetería, en el mercado o en la cola de pan. Más que conversaciones, muchos las llaman “descargas monotemáticas”.
-Pero, compañero, usted verá que dentro de poco, aplicando los lineamientos del congreso, todo mejorará y los problemas desaparecerán -afirmó el joven dependiente, con sorna, como si recitara un poema épico.
-Sí, cómo no -ripostó Juanito, mientras terminaba la cerveza-, espera y sigue esperando, que tú acabas de empezar tu recorrido. El mío empezó hace cuarenta y cinco años, y todavía no veo ninguna luz adelante. Mira, ponme otra Bucanero bien fría, que hace un calor del carajo.