LA HABANA, Cuba. -El Foro de la Sociedad Civil que sesionará del 8 al 10 de este mes en Panamá abordará importantes temas como la gobernabilidad democrática, la participación ciudadana, la migración, la seguridad, así como los servicios de educación y salud. Según los organizadores de esta cita, se espera que de ella emerjan consensos y recomendaciones para ser entregadas posteriormente a los mandatarios que asistan a la Cumbre de las Américas.
El tema de la gobernabilidad democrática, por ejemplo, se presta para que los representantes de nuestra sociedad civil— la verdadera, no los fantoches enviados por el castrismo— desmonten las afirmaciones que seguramente harán los secuaces del gobierno cubano, en el sentido de que “el pueblo de la isla tiene el sistema político y social que él mismo se ha dado”.
Según criterios de especialistas en la materia, la gobernabilidad democrática se alcanza cuando los gobernados aceptan, por consenso, la labor de sus gobernantes. Y eso se comprueba mediante algún mecanismo de consulta popular, ya sea encuesta, sondeo o una elección.
Entonces sería el momento en que esos servidores del Partido Comunista de Cuba enarbolen allí en el Istmo los altos porcentajes de participación popular en las elecciones cubanas, como una muestra del referido consenso, y con ello la garantía de la gobernabilidad democrática. Pero será también, para los nuestros, la ocasión de insistir en la invalidez de todas las elecciones, plebiscitos y referendos celebrados en Cuba a partir de 1959. Y todo por una razón muy sencilla: los electores no han contado, en los momentos previos a la elección, con alguien que acuda a los medios masivos de difusión a ofrecer un punto de vista distinto al de las autoridades.
En todas las naciones democráticas se acepta que una elección no se circunscribe al momento de la votación y el conteo posterior de las boletas contenidas en las urnas. Una parte imprescindible de ese proceso incluye el enfrentamiento público— principalmente en la televisión— de los candidatos envueltos en la consulta electoral, de manera que la gran masa de electores perciba con suficiente antelación las distintas opciones que posee.
En Cuba no sucede de esa manera. Aquí los mensajes al estilo de “Vote por la patria”, “El voto unido fortalece a la Revolución”, o “Vote sí por la Constitución Socialista”, saturan las páginas de periódicos y revistas, las emisiones de radio y televisión, y cuanto acto político o cultural se celebre, como los de la denominada Tribuna Antiimperialista José Martí. En esas condiciones, obviamente, el elector promedio votará en el sentido indicado por el mensaje manipulador.
En ese contexto, a los opositores presentes en el Foro les asiste el derecho de declarar que en Cuba no puede demostrarse la existencia de consenso entre los gobernados con respecto a la labor de los gobernantes, y en consecuencia no hay gobernabilidad democrática.
Por lo tanto, una de las recomendaciones que podrían trasladársele al gobernante Raúl Castro es que permitiera que uno de esos opositores que asisten al Foro de la Sociedad Civil ocupe un espacio estelar de la televisión cubana, en los días anteriores a las elecciones generales que se anunciaron para los próximos meses, y exponga libremente sus criterios acerca de la problemática cubana. Ese sería el primer paso para poder afirmar verdaderamente que el pueblo se habría dado el sistema político y social de su preferencia.