LA HABANA, Cuba. -Barack Obama y Raúl Castro sellaron su compromiso de procurar revertir la confrontación entre Estados Unidos y Cuba, anunciado el 17 de diciembre de 2014, durante la reunión de hora y media, sostenida luego de pronunciar sus discursos en la VII Cumbre de las Américas, el 11 de abril en Panamá. Anteriormente, los mandatarios satisficieron la expectativa de cubanos, norteamericanos y ciudadanos del mundo de todos los ámbitos con el público saludo afable, cuyas imágenes recorrieron los medios y las redes la noche de la inauguración de la VII Cumbre de las Américas, el 10 de abril.
Sus discursos y declaraciones con lenguaje y propósitos edificantes, muy distintos a los pronunciados en los últimos 56 años, demostraron sus esfuerzos por iniciar una nueva era tanto bilateral como en la región. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de las embajadas no fueron anunciados como se auguraba, pero su posposición no demeritó lo alcanzado. La continuación de las conversaciones con esos fines sí confirmó la complejidad de las cuestiones a resolver, pues sientan las bases para acometer el proceso prolongado y difícil en temas muy complejos, que parten de las concepciones y desempeño de dos sistemas político, económico y social absolutamente opuestos.
Panamá puede preciarse de haber sido anfitrión de acontecimientos notables: el Congreso Anfictiónico organizado por Simón Bolívar en 1826: la última reunión de los presidentes de Estados Unidos y Cuba en 1956 hasta la actual en 2015; la búsqueda de relajamiento de la tensión entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos debido a la Orden Ejecutiva del 9 de marzo y la conversación de los presidentes Obama y Maduro durante la VII Cumbre; y la realización armónica de la Cumbre con la participación de 33 de los 35 mandatarios de la región, con dos ausencias ajenas a los propósitos del cónclave.
La importancia conferida a las relaciones con Cuba por el presidente Obama se aprecia en el nivel de su acompañamiento a la reunión con Raúl Castro: Susan Rice, asesora de Seguridad Nacional; Ben Rhodes, vice asesor de Seguridad Nacional, y Ricardo Zúñiga, director de Asuntos de Hemisféricos del Consejo de Seguridad Nacional, ambos negociadores del proceso de acercamiento durante más de año y medio; Roberta Jacobson, secretaria asistente de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental y jefa de la delegación a las negociaciones en curso. No menos interesante resulta la participación de Alejandro Castro Espín (hijo de Raúl castro) y Juan Francisco Arias Fernández, ambos integrantes de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, junto a al canciller Bruno Rodríguez y Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos en la cancillería y jefa de la delegación a las negociaciones. Una reunión entre John Kerry, secretario de Estado, y Bruno Rodríguez se había efectuado el 9 de abril. Entre las cuestiones a resolver por Estados Unidos en lo inmediato están la eventual decisión del presidente Obama de eliminar a Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo y la solución de acceso a los bancos en Estados Unido.
Mucho habrá que analizar y escribir aun sobre lo acontecido entre Cuba y Estados Unidos durante la actual Cumbre, pero un tema que no puede posponerse es el referido al respaldo del presidente Obama al pueblo cubano y su sociedad civil. Raúl Castro expresó que “estamos dispuestos a discutir de todo, incluido sobre derechos humanos y libertad de prensa”, pero la ejecutoria demuestra que mantendrá la política de justificación, enfrentamiento y represión. Barack Obama manifestó que “seguirán habiendo diferencias profundas y significativas, seguiremos intentando levantar las preocupaciones sobre democracia y derechos humanos”, lo cual parece estar además entre los diferendos para llegar a acuerdo con vista al restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de las embajadas, ya que la misión en La Habana no deberá estar sujeta a las limitaciones de movimiento y relación con toda la sociedad cubana. Entorno a la Cumbre se apreció la álgida discrepancia a través de las actuaciones, choques y propaganda de la gran delegación de la sociedad civil oficial del gobierno cubano por una parte, y el apoyo del presidente Obama a la sociedad civil independiente llegada de Cuba a Panamá. El camino demandará aun grandes esfuerzos, pero se ha echado a andar.