LA HABANA, Cuba. — Felina María Pupo Suárez, esposa del periodista independiente José Alberto Álvarez Bravo, caminaba hacía la consulta del dentista en la clínica de 21 y H en el Vedado, cuando notó que la seguían.
Así lo describe Felina:
“Cuando salía de mi casa, dos desconocidos obstruían mi puerta. Tuve que pedirles permiso para pasar. Se apartaron, pero uno de ellos me siguió. Era un hombre de raza negra, delgado, de mediana estatura, vestía una camiseta roja y un pantalón azul…
“Preocupada, detuve el paso, y lo dejé pasar. –Agrega Felina– Se inclinó, simulando que se acordonaba el zapato. Lo perdí de vista, pero en la clínica lo volví a ver. Me observaba… Cuando me mandan a subir a la consulta del dentista, lo veo de nuevo saliendo de una de las oficinas del centro”. La esposa de Alvarez Bravo trató de averiguar qué había en esa oficina. Pero una empleada le dijo que no era de acceso público.
Terminado el tratamiento — continúa Felina– caminaba hasta al edificio Focsa, cuando siento que un auto suena el claxon a mi lado). El chófer abrió la portezuela y se ofreció a llevarme. Yo le dije que no, le dí las gracias, pero insistió, hasta que descubrí que en el asiento trasero del auto estaba sentado el moreno de camiseta roja, el mismo hombre que me seguía todo el tiempo.”
A Felina, esta no es la primera vez que la siguen.