LAS TUNAS, Cuba. – Cerca de cien accidentes del tránsito ocurrieron en la provincia Las Tunas sólo en los primeros cuatro meses de este año.
Cerrando el cuatrimestre, solamente en el mes de abril se registraron veintinueve accidentes con tres personas muertas y veintinueve lesionadas.
Siete personas muertas, ciento diez heridas, algunas incapacitadas por el resto de sus días, y miles de pesos en daños materiales, fue el saldo de los accidentes del tránsito ocurridos en esta provincia en los primeros cuatro meses de este 2015. Pero los accidentes y las muertes prosiguen.
El lunes de la semana pasada, nada menos que un policía resultó muerto atropellado por un automóvil. La fuente de la información proviene de un miembro de la institución que deseó permanecer en el anonimato.
El policía se encaminaba a su trabajo antes del amanecer, caminando sobre la carretera, una vía de salida hacia Holguín y Victoria de las Tunas en la ciudad de Puerto Padre, indistintamente utilizada por vehículos y peatones, pero carente de aceras y alumbrado público, donde en las mismas condiciones que murió este gendarme, en años anteriores ya fallecieron un chófer de ómnibus y un anciano campesino, que recuerde este corresponsal.
Según informó la policía de Tránsito al semanario 26, las causas más reiteradas en la accidentalidad vial radican en el irrespeto de los conductores a la dirección y control de sus vehículos, los adelantamientos indebidos, los desperfectos técnicos de los medios de transporte y el exceso de velocidad.
Faltó citar a las autoridades de Tránsito el origen de las causas más reiteradas de los accidentes entre vehículos y personas: las pésimas condiciones de las vías.
Las Tunas cuenta con 532 mil 645 habitantes radicados en 498 asentamientos poblacionales, cuatro ciudades de tercer grado, esto es, de menos de 100 mil habitantes, y una ciudad de primer grado con más de 100 mil moradores, que es la capital provincial.
Exceptuando las calles centrales de estas cinco ciudades y de algún que otro pueblito, como en tantos otros lugares de Cuba, conductores de vehículos y peatones van por toda Las Tunas cuales caballos en carrera de obstáculos: unas veces saltando sobre barreras, que en este caso, bien pueden ser de escombros, y otras, atravesando lagunas, las más, de aguas albañales.
Ahora mismo, mientras esto escribo, nada menos que al fondo del edificio del Gobierno de Puerto Padre, una alcantarilla, por donde muy bien puede escurrirse un peatón al cruzar la calle, ha sido “señalizada” con un montón de piedras, haciendo que los automovilistas tengan que hacer… “adelantamientos indebidos”.
¿Dónde fue a parar la plusvalía del salario de nuestros profesionales y obreros? ¿A dónde van las contribuciones tributarias de los ciudadanos de este país? ¿A dónde va la plata de los turistas? Esto, por no preguntar a dónde van los dineros de las remesas enviadas por las familias en el extranjero, las utilidades de los productos doscientas veces cobrados en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, o… la “paga” de nosotros, “los mercenarios”.
Señores… ¡No nos engañemos! Los homicidios, las lesiones, los daños materiales ocurridos por tránsito vehicular y peatonal en las calles y carreteras cubanas tienen un único y genuino autor:
Es aquel, que por acción y omisión, hizo de las vías campos minados por intransitables; el que por sus desperfectos mecánicos transformó vehículos en armas letales; amén, claro está, de transformar conductores y peatones en asesinos o suicidas en potencia a causa de una sociedad que los ahoga, donde en cada esquina y no precisamente en una licorería, cual salvavidas, tienen acceso a una botella de alcohol.