LA HABANA, Cuba. –Jaime Quevedo, alias Chiquitico, se ve obligado a trabajar a sus 83 años. La jubilación que recibe (170 pesos cubanos) no le alcanza para comer.
Chiquitico, de niño, acompañaba a su padre a la imprenta del desaparecido diario Prensa Libre, – Obrapia entre Compostela y Habana–. Entonces, en el periódico más popular de la Isla, también imprimían revistas y libros de tapa dura. Aprendió a encuadernar, mirando.
Dedicaría su vida a la encuadernación.
Jaime Quevedo rememora el año 1956 cuando se alistó en la Marina de Guerra y lo mandaron a trabajar en una imprenta del arsenal de Casa Blanca, cerca del puerto de La Habana. “A los dos años me licencié de la Marina. Fui nombrado jefe de encuadernación del periódico Time de la Habana. Cuenta que en 1957 hubo una disputa entre la editorial Lex, con oficinas en la calle Obispo y el periódico por sus servicios.
Hoy, el oficio de encuadernador no se encuentra ni en las imprentas estatales (las únicas). “Faltan cartón, goma apropiada (cola), pieles y plegaderas, –nos dice– no hay tiendas que vendan estos materiales en moneda nacional”.
Quevedo jamás pudo imaginar que aquel oficio bien aprendido antes de la revolución, le sirviera para palear el insignificante sueldo de seguridad social que recibe, luego de haber trabajado por más de 50 años ininterrumpidos.
En su humilde taller de encuadernación –6 y 39 en el Vedado–, Chiquitico recibe a médicos, artistas, diplomáticos que le solicitan encuadernar libros, talonarios, modelos, registros, etc. También tramitan trabajos de restauración o solicitan tapa dura para para tesis de grado.
Este reportero conversó con Chiquitico, y al preguntarle si disfrutaba encuadernar, dijo, “A decir verdad, hago esto porque el sueldo con que me retiraron a los 62 años (unos 170 pesos cubanos) no me alcanzaba para mantener a mi familia, pero me gustaría estar descansando como lo hacen la mayoría de los ancianos en otros países, después de su jubilación”.
A la edad que debería descansar, Jaime Quevedo sigue plegadera en mano, ganándose la vida, con el arte de la encuadernación.